21.12.04

Una ayudita

Después de intentarlo con los pies de todas las doncellas el príncipe esbozó una mueca de disgusto. A ninguna le ajustaba la zapatilla de cristal. Todas tenían el pie demasiado grande o muy pequeño. Una de las chicas, por decir algo, dijo: -Prueba con el pie del jardinero-. El príncipe, por hacer algo, pidió al asalariado que se dejara calzar. -¡Ajusta! -dijo el noble. Los dos hombres se miraron tiernamente. El príncipe preguntó -¿quieres casarte conmigo? -Sí- respondió el otro. Las chicas del reino respiraron aliviadas. Unas dejaron de encoger sus pobres dedos mientras otras mejoraron de la repentina hinchazón.

Agustí Sanfeliu
Misión imposible

Por más que quiera no puedo. Si lo conozco tanto....y me encanta pintar, ¿por qué no logro plasmar esa expresión en una tela ? Intento nuevamente y no lo consigo. No se puede eternizar el amor con óleos. La sonrisa de mi hijo es más que algo que pueda quedar impreso. Pasan ante mí su carita cuando me busca, sus manos... Desisto de mi empresa y juego con él, velo sus sueños, lo miro y vuelvo a llorar sin motivo. Es mejor así. Por la mañana despertaremos juntos y volverá a regalarme la pintura más hermosa que jamás podré pintar.

Darío Blanco
Te llamé

Te llamé y no estabas. La voz del contestador ya no es la mía, (que hasta hace dos días me seguía atendiendo y desconociendo), pero tampoco es la tuya. Dejaste crecer las dudas, las plantas y el odio, esa cosa tan complementaria al amor que nos perpetramos más de tres meses. En otro momento pasaré por tu piso tan rápidamente como pasé por tu vida, a dejarte para siempre siete cartas cerradas, dos rosas que se niegan a morir y cien palabras escritas que jamás me oirás decir. Espero llegues justo cuando salga. Espero me llames. Espero no poder escucharte.

Darío Blanco

1.12.04

Transfusión de "cuetos de cien palabras"

Mi vida es blanca, metálica y prestada.Tumbada en una cama de hospital mi actividad consiste en estirar un brazo y repostar vida ajena, horas, años. Cada día, idéntico al anterior empieza con termómetros, tensiómetros y demás aparatos que miden todo lo que se mueva en mi cuerpo enfermo. Siento frío por dentro y por fuera. Llega el desayuno: café con leche sabor a hospital. Comienza a llover. Las 8. Ustedes cuentan palabras yo horas. No dejen de escribir, necesito sus cuentos. Quiero que mi vida siga siendo blanca y metálica.
Quiero que mi vida siga.
Quiero mi vida.
Vida.


Gelines
Una ayudita

Después de intentarlo con los pies de todas las doncellas el príncipe esbozó una mueca de disgusto. A ninguna le ajustaba la zapatilla de cristal. Todas tenían el pie demasiado grande o muy pequeño. Una de las chicas, por decir algo, dijo: -Prueba con el pie del jardinero-. El príncipe, por hacer algo, pidió al asalariado que se dejara calzar. -¡Ajusta! -dijo el noble. Los dos hombres se miraron tiernamente. El príncipe preguntó -¿quieres casarte conmigo? -Sí- respondió el otro. Las chicas del reino respiraron aliviadas. Unas dejaron de encoger sus pobres dedos mientras otras mejoraron de la repentina hinchazón.

Agustí Sanfeliu
Misión Imposible

Por más que quiera no puedo. Si lo conozco tanto....y me encanta pintar, ¿por qué no logro plasmar esa expresión en una tela ? Intento nuevamente y no lo consigo. No se puede eternizar el amor con óleos. La sonrisa de mi hijo es más que algo que pueda quedar impreso. Pasan ante mí su carita cuando me busca, sus manos... Desisto de mi empresa y juego con él, velo sus sueños, lo miro y vuelvo a llorar sin motivo. Es mejor así. Por la mañana despertaremos juntos y volverá a regalarme la pintura más hermosa que jamás podré pintar.

Darío Blanco

16.11.04

Magritte


Desde hace tres horas que dejó su apartamento camina una ciudad que desconoce. Tampoco ha visto a los que solía ver camino a su desayuno en la cafetería. Tampoco estaba la cafetería y tomó su café en un lugar que jamás había visto. La fecha en los rotativos era la correcta pero no había ni una noticia que entendiera. Caminó hacia el trabajo que ya sabía que no iba a encontrar jamás cuando a lo lejos creyó reconocer un rostro y corrió hacia la pelirroja vestida de verde que al escucharlo gritar su nombre lo sofocó furiosa con la almohada.

© j. a. morales

Resfriado

Me cruzo cada día con ella y no puedo evitar detenerme durante unos instantes reteniendo el olor de su perfume hasta que se desvanece entre el gentío. No la veo, pero intuyo que ella sabe de mi veneración. Mi pasión es ciega, como mis ojos, y se contentan con un orgasmo en las fosas nasales.

Ayer llovió, me mojé y me he resfriado. No siento ningún olor. Llega la hora del encuentro pero no la podré distinguir. Pensará que le soy infiel.

Alguien me roza y deposita muy suavemente un pañuelo en mi mano.

-Toma, para que puedas olerme mejor.


Agustí Sanfeliu

El listado rojo de Dios


Llevo un mes sin ganar una partida. No sé si estoy perdiendo facultades o
si el ángel este, que me han enviado de la agencia es un listillo, cada
vez me los mandan más resabiados.
Dice mi secretaria que un español pide cita para consultar una serie de
dudas existenciales. He respondido con el socorrido fax de los asuntos en
africa y Mesopotamia. Al día siguiente salió el caso en el listado rojo:
ALERTA. El españolito dudoso le tienta el ateismo. Aplazaré la partida de
mañana, de todas formas me iban a ganar entre mi secretario y el ángel
justiciero.

gelines.

Esa frase extraña

Leo en el metro. Es extraña esa frase del libro: "conexiones intravenosas con el paisaje". Su sentido pleno me resulta obscuro. Imagino esquemas circulatorios, fotos de paisajes... Recuerdo un libro de texto de mi infancia, con tapas duras anaranjadas y adornos elípticos. Y revivo el olor. Aspiro a través de tantos años ese aroma rancio a libros y escuela. Y con él el miedo, la angustia de no ser un alumno tan bueno y aplicado como ellos quisiean...

Se abren las puertas del vagón. Desaparecen algunos pasajeros. También, irrecuperable, el aroma. Al llegar al trabajo siento frío en el pecho.

Albert Rossell

29.10.04

Time

Cojo mis canicas y salgo corriendo a jugar al parque, mi madre en la
cocina me espera con su gran sonrisa y sus ojos amorosos con un beso
me dice -vuelve pronto-, en la calle me topo con un muchacho que
orgulloso va con una chica prendida de el, al voltear la esquina un
señor me mira desde su auto, en la acera cruzo un señor mayor que
pasea un perro. Ya en el parque me siento pesadamente en una banca
mientras observo al niño que juega frente a mi con sus canicas ??..
hace tan poco yo era el.

Gonzalo Moscoso

La misma piedra

Se le cayó la cara de vergüenza y al ir a recogerla dudó ¿y si la dejaba ahí, en el suelo? Tan sencillo como olvidar un bolígrafo encima de la mesa, siempre hay dispuestos a recogerlo. Sería una manera de empezar de nuevo, como quien se lava la camisa, limpiando la última cagada. Entonces se percató en él. Se le había roto el corazón en cien pedazos y los recogía uno a uno, uniendo los trocitos con lágrimas.

-No volverá a suceder ?le dijo

-Eres un sinvergüenza ?respondió el infartado-

-Lo sé

Recogió su cara del suelo y se fue.

Agustí Sanfeliu

El Viajero

El sol se ocultó tras la pequeña colina. Estaba sólo, frente a un gran océano de arena, con una bolsa de cuero como único equipaje. Detrás de él la pendiente serpenteaba hasta la entrada del pueblo. Las sombras de diminutos cuerpos cruzaban al final del repecho junto a la plaza porticada, testigo mudo de transformaciones seculares.

Se encaminó hacia un pequeño banco de piedra. Encendió un cigarrillo, poniendo una pierna sobre la otra fijando su mirada en un punto perdido del horizonte. Recordó Marrakech, el té de media tarde, con su sabor azucarado. La idea del regreso perforó su pensamiento.

Vicente Castrillo

Que sííííííí

A primera hora de la mañana, mi hijo deambula como un sonámbulo por la cocina mientras le preparo el bocadillo. Le pregunto si todo va bien. Me dice que sí. La í me parece un poco larga. Indago si es hoy cuando tiene el examen. Me responde con un síííííííííí de paciente resignación que ya no deja lugar a dudas. Insisto porque quiero saber si se lo ha preparado bien y domina la materia. Nuevamente su afirmación benevolente perdura como el eco. De repente se detiene. Veo una pequeña chispa en sus ojos: "Papá, ¿cómo eran las leyes de Kepler?".

Albert Rossell

La Tinita

La banda del Tino andaba siempre por el instituto. Los profes pasaban y estábamos todos asustados. Una tarde, en el bar, la hermanita del Tino, de unos diez años, me pidió una cocacola. Por si acaso se la pagué. Aquella vez y siempre que quiso. Era una quinqui pero, a parte de exigirme cocacolas, no parecía mala. Y yo me sentía protegido. Un día la policía detuvo al Tino y a su banda. Ya no volvieron por allí. Salvo la niña. Yo seguí pagándole cocacolas a la Tinita hasta que terminé COU. Merecía saber que sin coacción también era posible.

Albert Rossell

Mobiliario urbano

El ayuntamiento tuvo una excelentísima idea instalando mullidos bancos en el jardín municipal. Por primera vez en la historia del mobiliario urbano, el material empleado para construir asientos públicos olvidaba la madera y el metal para ofrecer comodísimos bancos de un material parecido a la goma espuma. Aquel cambio de mobiliario coincidió con una alarmante disminución de paseantes en el jardín. Se extendió el rumor de que el culpable de las desapariciones eran los bancos, que absorbían a los ociosos. Ahora el ayuntamiento ha anunciado la instalación de lavabos automáticos muy confortables. Yo, por si acaso, saldré meado de casa.

Agustí Sanfeliu

Secuencia

Lo primero en despegar del suelo fueron los codos, primero el derecho, después el izquierdo. Luego movió las piernas, señalando el cielo con los pies. Lentamente fue levantando la cadera, el tronco y, por último, la cabeza. Una vez perdido el contacto con las frías baldosas de la calle, comenzó a ascender. Vio transcurrir el alto ventanal de la planta baja, las celosías cerradas del primer piso, los vidrios del segundo, las macetas con geranios del tercero. Cuando llegó al cuarto, se detuvo. Vaciló un instante, y se apoyó en el balcón. Entonces, la cámara volvió a filmar la caída.

Luisa Axpe

6.10.04

¡Oh, no, cantan los pajaritos!

Vuelvo a casa a las cuatro de la madrugada, está bien oscuro y por suerte podré acostarme antes de que aclare, algo muy importante para mis hábitos de sueño y vigilia, si adivino el proyecto de amanecer estoy perdida, ya no podré mantener los ojos cerrados y el cansancio se me acumulará durante todo el sábado, voy a arrastrar mi cuerpo lastimoso hasta la noche y no podré disfrutar de mi tiempo libre, ya voy llegando, aprieto el paso y estoy por introducir la llave en la cerradura cuando llega a mis oídos, claramente, el primer canto de los pájaros.

Luisa Axpe
Fenómeno de masas

El niño llevaba ya dos meses enfermo, viendo el mundo sólo a través de la ventana, cuando se dio cuenta de que todos se paraban absortos justo al doblar la esquina. No sabía si lo que les fascinaba era un cine, un anuncio, un escaparate, o lo que fuera, pero todos, adultos y niños, mujeres y hombres, pobres y ricos, permanecían pasmados ante aquel evento, oculto para él. Cuando por fin pudo salir de paseo arrastró a su abuela más allá de la esquina, pero las autoridades ya habían enviado los bulldozers y sólo alcanzó a ver un solar vacío.

Albert Rossell
El sueño del tobogán

Sujeto del brazo a mi hijo de tres años, que está sentado en lo alto del tobogán. Me preparo para ayudarle a bajar en esa posición convencional pero él, súbitamente, se da la vuelta y se tiende boca abajo, la cabeza arriba, los pies iniciando ya la caída. Le tomo de la mano y procuro, reteniendo su brazo estirado hacia el cielo, que descienda despacio. Mas él prefiere soltarse y, antes de que me dé cuenta, se desliza pendiente abajo, cada vez más deprisa. Y de repente la pendiente se me antoja inmisericordemente larga, apenas si intuyo el brumoso final.

Albert Rossell

15.9.04

Me llamo Lorena Ostiz

Me llamo Lorena Ostiz y tengo los días contados; dediqué mi vida a ejercer mi carrera clandestinamente, ahora tengo 67 años, y para mi desgracia y sorpresa las cosas no han cambiado; he empleado 34 años de mi vida en averiguar todo lo que acontece en esta sangrienta familia, sin ser reconocido mi trabajo, teniendo sexo con Federico y besando Papas ya embajadores de todo el mundo. Es probable que vuelva a aparecer, como antaño y durante poco tiempo, en los telediarios, seguramente dentro de 3 días, como protagonista TAMBIÉN YO de un fatal accidente en un día de caza.

Esther Salcedo

25.8.04

Malpagado

Desde pequeño supo que era tonto. Su padre se hartó de decírselo, día tras día. Después de años de intentar disimularlo decidió entregarse, aceptar y vivir su circunstancia. Empezó a encontrar cantidades industriales de cretinos de todas clases y profesiones cuya condición reconocía con sólo mirarlos y con los que hacía causa común, a veces de forma un poco intempestiva, acercándose y espetándoles:

- Yo, también.

- Usted también ¿qué?

- Yo también soy un cretino

Coincidió en un evento con un ex-presidente del gobierno a quien mostró su solidaridad, según costumbre. Sin comprender la magnanimidad de su gesto le metieron en prisión.



Luis M. Cereceda Babé

San Juan mon amour


Debí saber que mi tiempo, atado a los felices autoengaños del siglo xx tardío, estaba en sus últimas piruetas, traspasado de alcobas, bares y calles, su canto de cisne, su Wounded Knee, cuando sacó la acordonada ristra de condones en celofán de su mesa de noche, y sus ojos, cual epitafios brillosos, decían, con la más estudiada indiferencia, transpórtame a otro lugar, y yo sin saber ni cómo había arribado a su cama inicié mi acostumbrado repertorio sin aparente efecto hasta que me alzó por los sobacos y me depósito al lado, se acomodó la sábana y apagó la luz.

© j. a. morales
Perdicitas en escabeche.

En Mayo acontecía el escabeche. Era de perdices. Lo hacía doña Melisa Funes viuda de Peña.
Ella era como un novillo de lomo ancho y nalgas escabrosas.
Las infelices perdicitas llegaban sin esvicerar. Con la velocidad del rayo, doña Melisa las
desplumaba, luego les retorcía el cogote hasta separarlo del cuerpo. Para abrirlas les hincaba
un cuchillito afilado por el culo. Luego, con precisión de cirujano la viuda de Peña,
las descuartizaba y las preparaba para la cocción.
Doña Melisa pudo haber hecho lo mismo con Peña, pero eso no tiene importancia.
Al mes, las perdicitas en escabeche estaban deliciosas.

Ricardo Braun
El Girlan

Los mendigos, como se sabe, no viven en casas o apartamentos. Son genios que pernoctan entre botellas y harapos.En la ciudad del Signo vivía el Girlan. Era un mendigo especializado en el poder de la palabra vacía. Atajaba a los transeúntes con una sola mano.La gente lo miraba asombrada y esperaba tensa, lo que seguiría después. El silencio que sostenía el Girlan multiplicaba su poder. En el instante que correspondía explicaba: - no pido nada para mi...(pausa)... sino para usted.
A la gente le era inxplicable la paradoja del Girlan, pero por las dudas le tiraba una monedita.


Ricardo Braun

23.7.04

Falsa alarma

No tiene más de 7 años. El pelo rubio casi se adivina debajo, como un lingote de oro metido en el lodo. Sus palabras no parecen estudiadas.
-Mis papás están sin trabajo...tengo tres hermanitos que cuidar...
Su carita busca vanamente algún destello de compasión entre los pasajeros. Mira hacia abajo y comienza a llorar. No está fingiendo, seguramente habrá una reprimenda por no llevar una moneda a casa. De pronto, mágicamente los hombres llevan sus manos a la cintura y las mujeres revuelven sus carteras. Ella escucha el tintinear de las monedas. Sonríe. Un pasajero atiende su celular. Falsa alarma.

Darío Blanco

14.7.04

Destino Esperanza

Nadie sabía con claridad qué hacía allí. Tan solo se levantaba para ir
a buscar algo que comer o para lavarse y volvía al rato a sentarse al
mismo banco de la estación, a esperar. Llevaba toda la vida esperando,
con la paciencia de la que gozan sólo las personas sin esperanza. La
mirada siempre amable y cristalina de quien no tiene nada que ocultar,
porque no tiene nada. Lluvia, sol, noche y día aguardando el momento
de subir al tren que lo llevaría a Esperanza. Y así seguiría para
siempre esperando, pues ese tren nunca llegaría a su estación.

Edu (Netrunner)

30.6.04

Siempre quienes son

Sucede cada pocos segundos, pero no lo notan. Ellos creen ser siempre quienes son, con un pasado a sus espaldas. La cincuentona viuda que vuelve de la compra y discute con su hijo porque fuma no sabe que enseguida se hallará en el cuerpo (y en la mente, porque tampoco quieren admitir que la mente es sólo una ilusión del cuerpo) de un joven estudiante de humanidades, y poco más tarde será un camionero, y después una ejecutiva liberada. Todos intercambiándose, todos siempre con sus recuerdos, placenteros o dolorosos, identificados con un pasado que reside únicamente en su cuerpo provisional...

Albert Rossell

21.6.04

La inquilina

Esta despierta siempre desde casi la media noche minutos después de que me acuesto, por la mañana me mira, rie, llora, hace lo que sea pero jamas de me deja solo, por la tarde sale a verme cuando contemplo una puesta de sol o la inmensidad del mar.
Me acompaña en las noches lubricas donde me vuelvo loco con lo suave de su piel y el olor de su pelo, se comporta como una bruja que me lastima y ataca a mi conciencia cuando me acerco a otra chica. Esta mujer de la que hablo ha puesto como su dirección postal a mi corazón.

Gonzalo Moscoso
Pequeños cambios

Yo la conozco bien, dijo la abuela, a mí no me engañan. Ésta no es mi nieta. Mi nieta tiene la ceja izquierda un poco más levantada que la derecha. Nadie lo nota, pero yo sí. Y así pasa con todo. El otro día compré unos pimientos, y cuando llegaron a casa eran más verdes que antes. Yo misma, esta mañana, me noté una arruga en la frente que hasta hoy no tenía. Esto de la teletransportación es una calamidad. Y la abuela entrecerró los ojos, añorando esa vieja costumbre de andar por el asfalto y de viajar en avión.

Luisa Axpe

14.6.04

Después de incontables aventuras

Después de incontables aventuras Grafo Plume, enclenque y escuchimizado, agotaba sus últimas energías para llegar allí, pero lo había conseguido. En ese punto iba a comenzar la verdadera aventura.

Tras el umbral afamados escritores y prestigiosos académicos, algunos de los cuales sabían escribir, revoloteaban junto a personajes de diverso pelaje. El propósito que había guiado los pasos de Grafo hasta el umbral de acceso al mundo de los textos era organizar una expedición para descubrir la verdadera fuente de las palabras pero una trampilla se abrió bajo sus pies dejándole en plena CDU: ?343.94 Fisiología y biología de los delincuentes?.

Luis M. Cereceda
El dia que perdi mi corazon

Fue antes de acostarme cuando lo senti primero fue una sensación de vacio en el estomago, luego un leve zumbido en los oidos, entonces ... Ring ring sono el
telefono al contestar una voz me dijo "Hola como estas, sabes llegue hoy y quiero verte..."
Mientras colgaba senti que perdia el aliento y empece a escuchar los latidos de mi corazon. Me aliste rapido y sali a buscarla .. TUM TUM escuchaba al acercarme a
esa silueta que conocia bien, se dio vuelta hacia mi y entonces al verla supe que definitivamente ella ya era la dueña de mi corazon.

Gonzalo Moscoso
Confusión

Ante una mínima señal, empiezan a desnudarse. Al principio todo es suave y armonioso, con todas esas delgadas prendas cayendo, tapizando el suelo. Luego comienza la confusión, y nuevamente parecen querer cubrirse. Hay un clima expectante. Un ciclo ha comenzado, y debe llegar a su fin. Pero no. Las señales no son claras, y esa carrera loca por despojarse de todo lo que llevaban puesto se ha frenado. Es que tan pronto hace frío, como un calor insidioso que hace difícil definirse. Y los árboles ya no saben qué hacer en este otoño agónico que no consigue transformarse en invierno.

Luisa Axpe
Continuum

El tiempo no transcurre como pensamos...
Y una historia de amor se compone de instantes ubicados en un momento impreciso del espacio-tiempo.
Lo que parece que sucedió ayer -en un ayer que no existe más-; lo que anhelamos que pase mañana -en un mañana que todavía no se hace realidad-, son sólo reminiscencias de instantes vivos aún en algún rincón del Universo.
El beso en el carro, el paseo por el parque, las noches de amor, las tardes conversando, los árboles, las aves; luz y sonidos... Todo es un continuum luminoso fragmentado solamente por nuestras pequeñas mentes que lo contemplan.

Deric Leonardo
Continuum 2

¡Cuántas historias como ésta han sido contadas!
Tal vez en distinto orden, con otros escenarios, e incluso otros actores.
No sé cómo comenzar a narrar estos momentos inconexos que viven en mi memoria. Ordénalos tú como te plazca. Sólo recuerda que el tiempo no transcurre como creemos...
Estúpido es pensar que hacemos el amor, cuando es el Amor el que nos hace vivir, ser y sentir.
Escuchar una voz desde otro lugar e instintivamente seguirla para encontrar una bella criatura de forma breve, para quedar por siempre prendado de su ser.
¿ Acaso no es esto obra del mismo Amor?

Deri Leonardo
Mi lugar en el tiempo

A veces, cuando pasaba por algún lugar oscuro, entraba en un túnel donde el
tiempo no existía. Horribles visiones, sensaciones, torturas espantosas, se
sucedían en una duración tan larga como indeseable. Luego esos baches o
islas temporales transcurrían en pleno día, quizá cruzando una avenida o
mientras escribía en mi ordenador. Cada vez más frecuentemente. Ahora...en
este mismo momento escribo desde un agujero. Ya estoy acostumbrado, se me ha
hecho carne. Ahora lo tedioso es salir de él y ver esa realidad que tan
tranquilo me llevaba. Finalmente terminé reconociéndome siniestro, lúgubre,
repulsivo, y a este túnel como Mi lugar.

Dario Blanco
Sirena

Con sus ojos cerrados emitió el canto más dulce.
Por un brevísimo instante el Universo entero calló para escucharlo.
Yo tan sólo fui la conciencia de ese momento. Mi cuerpo se encontraba allí, pero la experiencia del armónico sonido transportó mi ser etéreo hasta una orilla desde donde atónito lo observaba todo.
En un lentísimo abrazo dos cuerpos inmóviles, vacíos, esclavos de la gravedad, cayeron.
En un mágico rincón más allá dos radiantes almas jugueteaban amándose en la luz del silencio.
Cuando el mar agitado rompe sus olas impetuosas en las rocas, sólo entonces reina la calma en el océano.

Deric Leonardo
Momentos

Sentado en el umbral del hospital tiemblo de miedo. Miro las expresiones de los transeúntes; hablan, ríen... y yo no puedo entenderlos. Convengamos que cuando algo así te pasa, nada en el mundo es más importante y no puedes concebir que la vida siga normalmente a metros de ti. Muero pensando en que no lo veré crecer, que se romperá ese hermoso espejo que devuelve mis gestos mejorados, puros, dulces. Mi mujer corre hacia mí y no quiero escucharla. No puedo contenerme: la abrazo y lloro. Odio a todo, a todos.

-Damián está bien! , dice riendo.

Vuelvo a respirar.

Darío Blanco

9.6.04

Cajas de cartón

De pequeño solía caerme. Iba corriendo -por ejemplo-, pisaba una caja de cartón, resbalaba y me hacía daño. Mi abuela entonces me enseñaba a reñir a la caja. La llamábamos "mala" y le dábamos manotazos. A veces, a algunas personas también me apetecería decirles que son malas y darles manotazos: cuando repiten como loros sin alma cosas que no piensan, tópicos, ideales gregarios, palabras rituales que sólo hay que saber dónde y cuándo decir; da igual por qué. Pero de mayor aprendí que es inútil reñir y pegar a las cajas de cartón: no entienden nada. Tampoco este texto, supongo.

Albert Rossell

1.6.04

El globo

Clavó sus uñas en él. Sonidos punzantes lo amenazaban. Un niño a su lado lloraba: -"No por favor. Tú no. Niña loca. No lo hagas" El niño la amaba. Como un cuadro impresionista. Tras su estallido final, notas grises y dispersas compusieron música negra en su coche. Antifaces para ambos. El valls ya había comenzado. Qué ritmo triste, señora. Bajamos las ventanillas y expulsamos la inocencia. El niño alegre se fue con ella. Y allí quedó la mujer, embriagada de irrealidades, máscaras y tormentas. Buscando la edad prohibida, sin conocer que esa edad, tuvo la forma de un globo. Plof.

Alvaro Lorenzana
"¿Imposible?"

- Claro. Para ti lo fácil es decir que no es posible, y permanecer ahí
sentado, en ese sillón desvencijado, con una cerveza en la mano y el
mando a distancia en la otra. Pero yo te digo que es posible. Que sólo
necesitas las agallas para hacerlo. Pero puede que ya no las tengas.
Puede que hayas olvidado que hay que arriesgar para obtener algo que
deseas - dije.
- Muy bien - dijiste.
Y ahora estoy sentado junto a ti, en el otro extremo del sofá. Con una
cerveza en la mano y tu mando a distancia en la otra.

Raúl García
El método del discurso

El taxista lleva la radio a todo volumen. Apenas diez minutos para llegar a tiempo a la conferencia, y para prepararla, porque el jefe me acaba de comentar, como de pasada, que "él no puede". Pues a ver qué les cuento durante una hora a los empresarios... Otras veces me ha salvado el método aquel del cursillo, universal para cualquier tema: ¿qué sucedería si no hubiese...? Sí, muy bien para hablar de la música, y de perros lazarillos, pero hoy haré el ridículo... Ni vacuidades se me ocurren, sólo sigo releyendo obstinadamente el tema: "El Fórum: qué y para qué"...

Albert Rossell

28.5.04

Hipérbole

Ni el sol mas hermoso del poniente, ni mil lunas de caras redondas relucientes y plateadas, ni billones de estrellas chisporroteando en el negrísimo firmamento de la noche. Nada podía compararse a la sensación de entrar en el hogar de su amada.

Por fín, había llegado. Después de miles de vidas lo había encontrado. Después de mirar por horas interminables sus enormes ojos café se había transformado en el mejor de los posibles seres humanos.

La sensación de un profundo y total sobrecogimiento silencioso lo inundó todo, su cuerpo, su voz, su mente.

Sin decir una palabra se unirían eternamente.

Deric Leonardo

26.5.04

Disociación

Nos cruzamos en la calle y su cara me resultó familiar. Busqué en mi mente tratando de localizarlo, pero todo esfuerzo fué inútil. Lo seguí hasta un bar, me senté a su lado y le expliqué brevemente que creía conocerlo pero ignoró todas y cada una de mis palabras, como si yo no existiera.¿ Habrá pensado que quería robarle ?. Decidido a olvidar caminé rápidamente. De pronto un chirriar de frenos...un estampido. Volví rapidamente atrás y ahí estaba él en la calle, muerto. Una niña intenta revivirlo; su grito es desgarrador:
-Papá!.
A ella sí la reconozco, es mi hija.

Darío Blanco
Esto no es para mi

Cualquiera podría decirme que no entendí la consigna. Pero me es raro imaginar un cuento
con estas características. Lo intentaré. Empezaré por el final, ya que es lo único prefijado.
Podría terminar con la palabra cien, casi como si el cuento fuera una regla, solo que
trastocando los números por palabras. Demasiado burdo. Además solo con poner una
coma entre uno y otro se obligaría a colocar un "y" antes del último; entonces
el noventa y nueve en realidad sería noventa y ocho!!.
Recién escribiendo me doy cuenta que muchos números ocupan más de dos palabras!!.
Esto es imposible.. abandono.

Dario Blanco

17.5.04

Ancestral

Los hombres trabajan sentados en el suelo, en grupo, a muy poca distancia unos de otros. A la hora en que el sol es más quemante dormitan, echados bajo las exiguas sombras de árboles poco vigorosos. Después del descanso seguirán golpeando, desgajando tenazmente con herramientas rudimentarias, separando y puliendo. La edad de piedra terminó hace mucho. Por eso ahora no van semidesnudos, ni visten pieles de animales, sino deslumbrantes cascos y monos amarillos. Pero esa manera de limpiar los afloramientos indeseados de capa vituminosa -chapapote, según algunos- de las vía del tranvía tiene, indudablemente, algo de tribal y de ancestral.

Albert Rossell
La plaza

Hoy pasé por la plaza. La han remodelado, y la pista de patinaje ya no está. Me jode. Me jode mucho. Ellos urbanizan, diseñan, y no tienen en cuenta mis sentimientos. Muchos árboles, y tierra, y bancos modernos, pero han quitado la pista. Mis padres nunca me dejaron patinar, por miedo a que me hiciese daño. Pero me gustaba que la pista estuviese ahí, metálica, ardiente, recordando a todos que yo también estuve, hace mucho. En lugar de procurar dejarlo todo igual, los humanos cambiamos las cosas, nos empeñamos en que el paso del tiempo se note. Me jode mucho.

Albert Rossell

13.5.04

El compañero

Ya son las siete de la noche y sentado en mi sofá contemplo a este mojigato par mío que me contempla desde el otro lado mirándome fijamente sin parpadear, sin pronunciar palabra. Como siempre con fastidio le lanzo algún que otro insulto y le hago gestos, mientras el, impávido solo me observa desde su rincón sereno, calmado, espectante.

Entonces me levanto de un brinco del sofá y casi corriendo voy a mi habitación para ver si así me deja por un instante aquel canalla que me acompaña siempre desde el día que lo descubri y supe que se llamaba conciencia.

Gonzalo Moscoso
Entrevista

Habla de su infancia. Un borrón le cubre parte de la cara, para que ningún televidente pueda identificarlo. Las preguntas del periodista apuntan a su derrumbe, a las drogas, al delito. Las respuestas parecen estudiadas, como si esas mismas palabras hubieran sido pronunciadas ya millones de veces. De abanderado a ladrón. De mejor alumno a asesino. El borrón, estático, unifica el discurso. Las emociones no emergen. Ni siquiera al hablar de los padres. No se ve la mirada, esa delatora. Hasta que, por debajo del borrón, surge un hilo serpenteante que inunda de brillo el rostro, la pantalla, el reportaje.

Luisa Axpe

10.5.04

Plagio

En un lugar de la mancha de café que se había derramado sobre el dossier, apenas se podían leer los datos personales más importantes del curriculum. Sería difícil reconstruir la cantidad de falsedades que incluía: ? en todos los currículos se miente, ¿o no? ?. Era hábil en el uso de plagios y falsificaciones que había utilizado como escritor de éxito, - qué se puede esperar de alguien que triunfa y se ve reconocido socialmente a pesar de no tener las mínimas aptitudes ? pero el problema es que no podía llegar a distinguir la filiación de cuyo nombre no puedo acordarme.

Andrés Calvo
Cuenta atras

DIEZ, los minutos que quedan para abordarte.
NUEVE, las veces que ensayé cómo decirte ?te quiero?.
OCHO, los metros que separan este bar de tu gimnasio.
SIETE, las veces que colgué sin decir palabra al oír tu voz en el teléfono.
SEIS, las rosas rojas para la ocasión.
CINCO, los autobuses que he cogido hasta llegar aquí.
CUATRO, los cafés que he tomado esperando verte salir de la puerta del gimnasio.
TRES, las uñas que me quedan sin morder.
DOS, las puertas que se abren para dejarte salir a la calle.
UNO, y cogido de tu mano.
CERO. Te perdí.

Carlos Font-Flaj
Despertar (2)
La tormenta sacudía violentamente la pequeña embarcación.
Ella sacudida en su interior por temores y vergüenzas añejas. ?¡No puedo morir!? decía.
Mientras su mente imparable examinaba su historia, una ola la echó por cubierta.
Tendida, herida, manchada de sangre, se le escapaba la vida.
Dolor y calma absoluta.
Su campo visual le mostraba el mágico descenso de las gotas desde alturas infinitas. Los relámpagos, el vaivén del barco, las olas que seguían mojando su cuerpo.
Desvanecidos imágenes y sonidos, ella notó su presencia invisible.
Vio su cuerpo muerto, desvalido.
La vida se le escapaba y sólo entonces la había conocido.

Ricardo de León
Historia del transporte superficial

Verdaderamente, el concepto de que los coches ensuciaban la ciudad, menguaban nuestra calidad de vida y constituían un peligro inaceptable, ya había arraigado mucho antes. Pero, es cierto, la incorporación del cívico tranvía resultó decisiva: el cúmulo de accidentes habidos tras inaugurar los primeros tramos evidenció la única opción. Se empezó con zonas experimentales y, a los cinco años, el tráfico rodado estaba prohibido ya en toda la ciudad. Con el tiempo, los estudios mostraron la conveniencia de suprimir también la circulación peatonal, excesivamente arriesgada. Hoy todos viajan sólo en omnitranvía. Pronto se abordará la cuestión de los olores corporales.

Albert Rossell
Despertar (1)

Despertó de súbito. Sin ningún estímulo. Ninguna voz, nada de alarmas, ni sonidos.
La visión de un cielo falso (esos techos de cartón prensado con cientos de agujeros que hay en los hoteles) le recordó quién era y dónde estaba.
Así, sin pensar en nada, salió a caminar persiguiendo el casi hipnótico sonido del mar estrellándose en la playa. Seguía al viento que agitaba sus ropas y sus cabellos, escuchando su estrepitosa pero serena melodía al ritmo de las olas. Recibía la brisa en el rostro, recogiendo conchitas y piedras de mar.
Caminando la arena, súbitamente sintió también su sonrisa.

Ricardo de León

3.5.04

Fui gota de lluvia

Fui gota de lluvia. En la inmensidad de la tormenta viajé por encima de ti. Por encima de todos vosotros. Os vi furiosos y acobardados. Os ví asustados y divertidos. Os ví odiando y riendo. Os ví solitarios y enamorados. Me crucé con vuestros sueños, esos que pretendían huir de la tierra y buscar su rincón en el cielo. Estrellado cielo. Os ví sentir alegrías y penas. Vistos desde arriba no erais más que minúsculos seres vivos. Indefensos y vivos. Y recé a los cielos para que durante tan solo un segundo no fuese lluvia sino lágrima de un llanto.

Raul García
La Armada Invencible

Volverán gozosos todos. Ninguno permanecerá en aquellas lejanas tierras en donde son vistos como indeseables invasores a los que hay que exterminar. Hoy se respira la misma satisfacción que cuando marcharon. El mismo sentimiento de fiesta, de protagonismo de una representación ajena, extraña, casi surrealista. Despierta el entusiasmo de unos o de otros conforme se desgrana el guión ¿A quién le importa el desenlace? Por más contradictorio que parezca siempre despertará aplausos y sentimientos encendidos de dignidad y orgullo nacional. Seguimos siendo valuarte del honor frente al vil pragmatismo sajón ¡Qué magnífica muestra de estupidez y arrogancia una vez más!

Ignacio Sanjuan
Puericultura

Mi niño es encantador. Tiene tres años y ya habla mucho. Frecuentemente me hace llamar a su abuela –mi madre– por teléfono, y le cuenta sus vivencias. Luego le pide que se ponga su otra abuela –la de mi marido–, y como no está allí se disgusta. Esto es muy negativo, el psicólogo me ha dicho que puede traumatizarlo. Por suerte, mis padres y sus consuegros quieren siempre lo mejor para su nieto, y como se llevan bien han decidido irse a vivir juntos los cuatro. Así mi niño podrá hablar con todos. Al psicólogo le ha parecido excelente.

Albert Rossell
Teatro

Los miembros del reparto se presentaron el día del estreno reflejando en sus caras la mezcla de incertidumbre y orgullo que les suscitaba el que les hubieran llamado para representar aquella obra y no les hubiesen dado ningún guión, papel, directriz siquiera. El director sólo les indicaba que pasaran por una puerta y que actuasen. Improvisaron.

Las luces se encendieron, se saludaron y aplaudieron unos a otros, porque descubrieron que no había público. Salieron de allí sin saber muy bien lo que habían hecho.

El autor de la obra estaba encantado. Todo lo que él había escrito había sucedido allí.

Germán Muñoz Jiménez

26.4.04

Sus enormes ojos verdes

Hoy la vi. Y supe que era ella. ¿Cómo olvidar sus enormes ojos verdes? Aún conservo la foto que me regaló al poco de conocernos. Y hoy la he vuelto a ver. Han pasado casi diez años, pero sentí el latir de mi corazón en mis sienes con la misma intensidad que antaño. Y de pronto me sentí pequeño. Infinitamente pequeño. Pasaron por delante de mis ojos aquellos amargos días en que descubrí la vida a su lado. Y a pesar de todo puedo sentir sino dolor. Porque un adiós como aquel siempre duele. Y no sé si podré olvidar.

Raul García

Deseo

Comenzó por una pequeña arruga en el entrecejo. Luego siguió por los párpados. Tiempo después se dio cuenta de que los pómulos no estaban a la altura correcta: un poco de grasa del abdomen corrigió esa evidente anomalía. Los surcos a los costados de la boca llevaron a una serie de cirugías que incluyeron el mentón, la parte inferior de las mejillas y el cuello. Con los años, sus rasgos se estiraron, subieron, bajaron, se achicaron y se agrandaron incontables veces. Un día descubrió, en una foto, las facciones que realmente deseaba: era las suyas, antes de empezar todo eso.

Luisa Axpe
Cáscaras de nuez

La noche pasada, hija, cuando me encontré tan mal, tuve un sueño en el que me vi de nuevo en el colegio; reviví aquel día en que Don Esteban felicitó efusivamente a Javier por su habilidad manual, y éste le contó que proyectaba hacer, tan sólo con papeles, colores, tijeras, pegamento, palillos y cáscaras de nuez, las tres carabelas de Colón. Entonces me pareció una idea maravillosa, y me prometí que yo también las haría... algún día. Todavía me encuentro muy mal, hija, ya ves que no es un capricho... Por favor, anda, acércate al colmado y tráeme las nueces...

Albert Rossell
De la luz y de la ausencia de ella

Pensé en el día y pensé en la noche. No pude hacer otra cosa más que concentrarme en la luz y en la ausencia de ella…tan mítica…tan inolvidable…tan eternamente mujer y princesa. Tan parecida a aquella vieja musa que parsimoniosamente me seducía con sus palabras, pero no tan abierta…no tan…extraña. Así era su presencia, intoxicante como la nicotina o el alcohol, pero sin tanto glamour…eso si…era tan adictiva, que mis sentidos en un momento dado empezaron a necesitar su presencia. Pero no volvería, ya no más, decidió apagar la luz y borrar toda su presencia de mi memoria. Así fue.

Arturo Flores C.

20.4.04

Paisaje humano

Me levanto justo de tiempo. Los pequeños todavía duermen. Mi mujer no encuentra una libreta del banco, pero no puedo entretenerme. Mientras me ducho, observo que junto a la escobilla del wáter hay una pelota amarilla, y tomo nota de este ejemplo para el tema que hoy expondré en mi conferencia: cómo los humanos, desde la prehistoria, siempre hemos estando alterando el entorno; creando, desde nuestra misma infancia, un nuevo paisaje humano... Cuando salgo de la ducha me dice mi mujer que ya ha encontrado la libreta: estaba en el horno de la cocina –la de juguete, por fortuna–.

Albert Rossell
Esencia

Ella, sentada al borde del precipicio. Ella que levita entre los tiempos, placida hoy y consternada mañana. Espera con anhelo despertar de su eterno letargo, mientras sentada en el barranco ante el abismo, nos observa, nos vigila. Poder ser dueña y reina, de ese mar de incertidumbre que estará por acechar. Despertar, resucitar, de su largo sueño, y ya nunca mas dar marcha atrás. Ahora ya si, la Esencia renace, contrariada de su larga quimera. Se siente extraña, brota de si una inocencia abrumadora, abre los ojos con fuerza ancestral. Para ofrecerse en cada segundo de esta cruzada, la Esencia.

Electra

16.4.04

Por amor

Vuelve arrastrando los pies, pero en esta ocasión ni siquiera llora, porque ya es la cuarta vez que los milicianos la violan en grupo cuando va o vuelve del pozo. Ha asumido que no puede evitarlo, porque es el único pozo y queda a quilómetros de casa. Tampoco esta vez se lo dirá a su hombre. Guardará el secreto en su corazón, y lo hará no sólo por la vergüenza de que se sepa lo sucedido, sino porque él, que la quiere, se arriesgaría a ir él mismo a buscar agua. Y él, a diferencia de ella, no volvería vivo.

Albert Rossell
Bravucones

Es muy duro tener que disimular a diario. Levantarse cada mañana como cualquier mortal e irse a trabajar. Y allí soportar a los bravucones de siempre, jactándose de que cualquier día le hacen al jefe esto o lo otro, porque como se pase un pelo le saltan a la yugular... Y no poderles decir que yo sí sería capaz de saltarle a la yugular, y perforarla con mis incisivos y chupar su sangre hasta dejarlo inánime, pero no me conviene porque trabajo para él y podrían relacionarme, así que es mejor salir por las noches y asaltar a cualquier incauto...

Albert Rossell
Pena

Saltó. Sus ojos, fijos en la nada. Mientras caía recordó aquel amargo atardecer junto a la carretera. El sol se ponía. Ella cayó de rodillas llorando amargamente. Se aferraba a las manos de él intuyendo que era el fin. Él partiría irremediablemente y su vida perdería todo sentido. El llanto ahogaba su voz y nunca pudo decirle que le quería. Él soltó sus manos. Se alejó, dejándola perdida en un laberinto de llanto. Ahora era demasiado tarde. La carretera volvía a estar cerca de ella. Pero esta vez no caería de rodillas. La carretera se tiñó de amor y dolor."

Raul García

Bautismos

Al principio fue "la casualidad". O así bautizó a aquel encuentro. Por esa manía occidental de no creer en las señales. De no querer creer. En cualquier caso, siempre quedaban las horas diurnas en las que las labores cotidianas teñían de irrealidad lo sucedido. Ante cualquier intromisión, bastaba sacudir la cabeza o salir a comprar tabaco. Pero la noche siempre llegaba. Y con ella," el pliegue". Porque así fue como llamó a la necesidad irremediable de buscarle cada vez. Aquella identidad castradora (fam. "complicidad") fue minando los encuentros. Criba final...

Hoy ha bautizado como "libertad" a las fauces del abismo.

Lucía

13.4.04

Antagónicos

Le gusta el fútbol. Bueno, en realidad lo que le apasiona es el Barça; el fútbol le importa una mierda. Pero últimamente el Barça no gana nada... Claro que la amenaza de bajar a segunda parece descartada, y hasta parece fácil clasificarse para la Champions, y la nueva directiva genera ilusión, pero el Barça ya no gana nada... Cómo vivir así... Por fortuna, siempre queda el Real Madrid, que a pesar de sus jugadores tenidos por galácticos –en ocasiones más bien nebulosos– a veces pierde. Y él, entonces, saca del cajón los petardos y los cohetes, no vayan a caducar...

Albert Rossell

5.4.04

Si la gente fuese normal...

Tan sencillas que serían las cosas si la gente fuese normal... –medita–. Vas por la calle tranquilamente, te viene uno de frente, y nunca saben a qué lado apartarse. ¿No van los coches por la derecha? ¡Pues nosotros igual, jolines, mira qué fácil! Lo peor es cuando llueve... –sigue pensando–. Tú vas tan normal por tu derecha, con tu paraguas, y siempre tienen que venir los que se lo han olvidado, pegados a las fachadas, a su izquierda, para protegerse bajo los balcones, ¡pretendiendo que tú, bien pertrechado, por tu derecha, te desvíes! ¡Pues no habérselo dejado, narices!

Albert Rossell
Levantarse con el pie izquierdo

Apenas me levanto, mi pie izquierdo va adquiriendo paulatinamente una coloración rojiza. En pocos minutos ya duele, y al cabo del día resulta muy molesto. Sólo se me alivia elevando la pierna: enseguida deja de doler y el color vuelve a ser normal. Todos los médicos están seguros de que hay algo, pero no encuentran qué, y ya llevo así dos años. Mientras tanto, a menudo hallo personas muy sabias que me "animan" sugiriendo que esto es un problema psicológico. Lo es, seguro: mi pie izquierdo está celoso del derecho, y se pone rojo y duele para reclamar mi atención...

Albert Rossell

4.4.04

Fabiana

Fabiana llora, ya ha entendido que nunca más podrá ver a su amor. Las lágrimas le caen. Recuerda ahora todos aquellos momentos que vivió con él. Sus ojos, su cara, su sonrisa, ya nunca más la podrá ver. Su proyecto de vida, su casa, su primer hijo, nunca más lo podrá ver. Nunca más, porque él ha saltado dentro de aquella caja, con aquella tapa donde está escrito Fabrizio Ponte. Su marido no era Fabrizio Ponte. Ahora aquella caja está cerrada para siempre, ya la meten en aquel agujero, para taparla con un mármol oscuro. 15/02/1977 - 01/04/2004. Llora saltamontes, llora.

Salva Subarroca
Represión policial

Siempre que volvíamos de la guardería, mi hijo no quería entrar en el portal. Era lógico, prefería ir al parque de paseo, pero yo tenía cosas que hacer en casa y él debía aprender a obedecer. Harto de las pataletas que montaba, ya francamente populares en el barrio, y visto que por las buenas no le convencía, hace poco llegué a un acuerdo con el portero: cuando nos ve llegar hace sonar una sirena que al parecer emplea para ahuyentar a las palomas, y yo le digo al niño que es la policía, que viene a llevárselo por malo. Funciona.

Albert Rossell
Dentro

Súbitamente el ruido que ya escuchaba desde hacía unas horas dejó de estar ahí. La mujer se quedó mirándole y él le sonreía de vez en cuando, pero nada le hacía olvidar el tic tac del momento. Él llevaba un reloj pintado en el pulso, trágicamiente negro. El olor le gustaba. Insatisfecha se fue a mirar en el espejo pero no se pudo ver, porque no sabía cómo hacerlo y tenía que saber todo hasta las siete de la mañana, cuando se quedaba dormida . Si él se quedase, ella permitiría quedarse triste, sólo porque no tuve tiempo para conquistarle...

Filipa Lucena

1.4.04

Recuerdos

En la casa de campo de sus padres, mientras su mujer descansaba, ha estado jugando al fútbol, en un terreno todavía por urbanizar, con su hijo de siete años que se pirra por la bola. A la hora de comer vuelven a la vieja casa, llena de recuerdos de tantos veranos, algunos mejores que otros. Ambos se lavan las manos. De repente abraza a su hijo muy fuerte, le besa. El niño, feliz y sobrado de afecto, se lo quita de encima -¡qué pesado, papá!-. Él se queda mirándose en el espejo, pero al otro lado se ve de pequeño.

Albert Rossell

29.3.04

Contra viento y marea

Durante el descanso, el segundo entrenador del equipo de infantiles les aseguró que el cuatro a cero en contra era remontable, que todo era una cuestión esencialmente psicológica, y que si alguno no lo creía así más le valdría decirlo, porque con esa actitud no se puede saltar al terreno de juego y vería la segunda parte desde la banqueta. El portero calibró mentalmente la velocidad y la corpulencia de locomotora de los rivales, su zancada infinita, la madurez y la superioridad técnica de esas torres que parecían jugar un partido de padres contra hijos. Estuvo a punto de hablar.

Albert Rossell
El presidente

El presidente de mi escalera estaba muy orgulloso del jardín comunitario. Los árboles eran ya centenarios, pero decía que todo era obra suya. También, que la campaña de fumigación, su máxima prioridad, acabaría con las hormigas y caracoles que estropeaban algunas plantas. Incluso se reunió con célebres presidentes de escalera muy partidarios de la guerra química. Un día, un jabalí fumigado, entró en el jardín de muy mal humor y lo arrasó.

Hoy todo el mundo evita hablar con él: va diciendo que él lo hizo todo bien y que deberíamos haber puesto comida envenenada para acabar con las alimañas.

Carles Blas
El descubrimiento

Lo hallaron en el fondo de una cueva. Se encontraba en perfecto estado y ante las preguntas que le formulaban los científicos, respondía con gemidos y sonidos irreconocibles. Una primera inspección ocular del ser delataba un aspecto fuerte y sano. Aun así, se hacía necesaria una revisión de sus órganos internos, hasta el momento del hallazgo casi desconocidos. Las únicas referencias se habían podido encontrar entre las ruinas de la biblioteca de Thaudirdam. Una de las auxiliares presentes en el descubrimiento no pudo evitar la emoción al saberse enfrente de uno de los últimos homínidos del planeta azul. Sus antepasados.

Juan Luis Mora
El experimento

Lo introdujeron en el fondo de una cueva. Se encontraba en perfecto estado y ante las instrucciones que le señalaban los científicos, respondía con los gemidos y sonidos programados en el laboratorio. Una primera inspección ocular del ser delataba un aspecto fuerte y sano. Aun así, se había realizado una completa revisión de su organismo. El comité de instalación consideró que estaba en perfectas condiciones para sobrevivir y reproducirse en aquella atmósfera experimental. Una de las auxiliares asistentes al histórico momento no pudo ocultar su emoción al saberse enfrente de uno de los primeros homínidos del planeta azul. Sus descendientes.

Juan Luis Mora

25.3.04

Agua salada

Hallada la forma de atravesar los océanos, los límites fueron borrándose y la curva del horizonte se hizo más cercana. Pronto las rutas de agua perdieron sus secretos, y los navegantes empezaron a buscar nuevos cantos de sirena. Hallada la forma de eludir a las sirenas y llegar a buen puerto, los navegantes se lanzaron a la conquista de nuevas tierras para, desde allí, impulsarse hacia el espacio. Hallada la forma de atravesar el espacio, los navegantes se regocijaron ante la idea de encontrar, en planetas cada vez más lejanos, otros canales y otros mares, con más y mejores misterios.

Luisa Axpe

22.3.04

El mundo al revés

El mundo al revés. Y nacer del rencor, del odio, del profundo dolor de la pérdida. E ir, con el tiempo prendido en la solapa, restando años por el camino, como caen las hojas del árbol en otoño. Hacernos más sabios sintiéndonos más jóvenes. En realidad siéndolo. Dialogar con nuestros padres, que lo serán porque nosotros así lo decidimos. Madurar en la niñez. Y ser felices. Y salir al encuentro de la muerte (nuestro nacimiento). Y sentir cómo se funden papá y mamá en un tierno abrazo.

Si supimos elegir correctamente, habremos muerto fruto del amor. Y en paz descansaremos.

Juan Luis Mora

16.3.04

Estático

Ahí está, estático. Viendo pasar los días, uno tras otro. Impasible. Inamovible. A su alrededor pasa gente, unos lo miran, otros lo esquivan. Ha sufrido lluvia, sol, frío, calor... ha sufrido a los gamberros a su alrededor, el desprecio de los perros. Ha visto historias, unas buenas, otras no tanto, gritos, carreras, hasta algún que otro atropello. Y ahí ha estado siempre puntual, siempre con los mismos horarios... siempre acompañando su trabajo con el sonido de unos pájaros imaginarios. Mira, ya se vuelve a ir, dando paso a su compañero, el hombre rojo... él volverá a aparecer en dos minutos."

Carlos Font-Flaj
Why

Laura es una chica muy bonita tiene 19 años y muchos sueños por realizar. Hoy salio muy temprano pues empieza en su primer trabajo, no es mucho solo va a apoyar en recepción de una gran empresa pero ella siente que ha ganado el mundo pues van a respetar sus horarios de la universidad.

Ya en el tren se mira en el reflejo de las ventanas para asegurarse que esta bien presentada, entonces ve un chico que sacude una mochila y mientras ve el flash de luz que sale de ahí y siente aquella fuerza que la desgarra piensa.. Porque?

Gonzalo Moscoso
(Dedicado a las víctimas de los atentados del 11/03/2004 en España - Que Dios los bendiga-)
Pacto

Era un anciano de 70 años pero con la presencia de un muchacho de 25, se sentó en su escritorio y comenzó a ordenar sus papeles y a escribir su testamento, con una sonrisa recordaba aquellas bellas mujeres que lo amaron, las casas, los autos .si, (se dijo con una sonrisa al terminar).. Has cumplido con tu parte.
Entonces abrió el cajón de su escritorio que siempre guardaba con llave y saco con cuidado una vieja hoja manuscrita con manchas marrones de sangre seca, se levanto y se sentó en su sillón favorito esperando, pues hoy se vencía el plazo.

Gonzalo Moscoso
Nacer para encontrarte

Esa tarde se volvió a cruzar con la chica tan bonita que le había regalado una sonrisa al paso la semana anterior ...esta vez tengo que hablarle pensó.. el corazón le latía tanto que podía escucharlo, sus manos sudaban y ansioso acelero el paso para no perderla.
Ella al verlo paro sorprendida y volteando le dijo -¿Te conozco?- El solo atino a decirle -Si me conoces, has estado toda mi vida en mis sueños- y entonces ella ncrédula al principio se dio cuenta que también lo conocía y que el era el hombre que siempre habia estado en sus sueños.

Gonzalo Moscoso
Lobos entre nosotros

Maldita sea.... pensaba cuando el ruido del televisor a todo volumen lo despertó, la resaca no le dejaba recordar la noche anterior, mientras se levantaba escuchaba sin prestar atención como había sido asesinado cruelmente un hombre cerca de su casa, cogio su toalla y aun dormido se metió a la ducha.
Afuera entre el ruido de sirenas y gente escucho que tocaban el timbre de su casa. Abrió los ojos y vio en el espejo empañado la imagen difusa de un lobo, bajo la vista y al ver la sangre que se escurría entre sus pies pensó ...vienen por mi.

Gonzalo Moscoso
Vida

Hoy en la mañana vi en la tv que habían puesto unas bombas en unos trenes y había muerto mucha gente, luego escuche que un pueblito de mi país un tipo violo a una niña y luego se había fugado con el bebe producto de este hecho. Así asqueado del mundo salí a mi trabajo preguntándome si merecemos como especie seguir habitando este planeta. Entonces ahí en medio de la vereda vi una pequeña flor que había crecido en una minúscula brecha del concreto y al verla recordé que a pesar de todo es muy bueno estar aquí.. estar vivo.

Gonzalo Moscoso

9.3.04

No te gires

El asesino espera. Escondido, agazapado, sin hacer el menor ruido; lleva esperando horas en ese sitio a que te sentaras frente a tu ordenador a leer el cuento de cien palabras de cada día. El asesino ha contado los minutos, los segundos, los suspiros, esperando este preciso instante. Pero el asesino ya no va a esperar más. Recorre con su dedo la fina hoja del cuchillo mientras se acerca sigilosamente a ti, absorto leyendo este cuento. Entonces piensas que esto es solo un cuento, probablemente de un perturbado mental; pero entonces, ¿por qué tienes tanto miedo a darte la vuelta?

Dani Madero
Lección de física

En el futuro, los niños ya no aprenderán en las escuelas ni en los institutos. Los libros ya no serán las fuentes del saber, y los conocimientos serán administrados como si fueran medicinas, de tal forma que tomarás una pastilla y ya sabrás dividir, o te pincharás tres o cuatro veces al mes y habrás leído las obras fundamentales de la literatura universal. Esa noche la madre de Pedrito le ha dado la cápsula de Historia, y él sabe que no le tocaba esa, pero se calla, porque recuerda que le tocaba Física, y esa va en forma de supositorio...

Daniel Madero

2.3.04

Hace un rato que dudo

Empezó esta mañana a primera hora. Las dos niñas gemelas del semáforo tenían exactamente la misma cara. Después me crucé con una mujer parecida a ellas. Mayor, desde luego, con menos tersura en la piel, pero con las mismas facciones. Pensé que sería su madre. Y poco a poco todos... Por la calle, en el metro, hombres y mujeres, rubias y morenos, pelirrojas o calvos, con gafas, bigote, barba, pendientes..., o sin ellos, pero siempre una copia, mal disimulada, de la misma persona, en todas partes... Ya hace un rato que dudo de espaldas al espejo, temo darme la vuelta...

Albert Rossell

1.3.04

Escuchar

De pronto un acordeón -suena "Tears in heaven"- me trae a la memoria mis primeros tiempos con Sara, la poníamos a menudo cuando estábamos juntos... Sara... ¿Por qué tuvo que estropearlo todo? Que yo vivía en mi mundo, que no la escuchaba... Levanto los ojos y maldigo al acordeonista, que sigue dale que te pego en el vagón del metro... ¿Escuchar qué? ¿En qué mundo voy a vivir? Tal vez ella sí vive en otro mundo... Que no sé escuchar, sentenció antes de irse... Pero yo la quería... Qué tonto, me he equivocado. No es "Tears in heaven", es "Imagine".

Albert Rossell
Armas secretas

Los dos ejércitos se prepararon largamente para la contienda. Ambos llevaban sus mejores armas. El azul iba con sus sutiles argumentos surgidos de un profundo estudio de la dialéctica, su mentalidad abierta, su habilidad para responder con flexibilidad a los cambios y una brillante capacidad para analizar y relacionar entre sí todas las variables posibles para desarmar al rival. El verde, con frases hechas, prejuicios, falsas conclusiones y el convencimiento de ser portador de una única verdad inamovible y eterna. El encuentro tuvo lugar poco después del amanecer. La victoria fue aplastante: el ejército verde, además, llevaba armas de fuego.

Luisa Axpe
Despertar

Hoy me he levantado muy raro, es un lunes de verano y no he sentido el sol que entraba sobre mi cama, todo me parece tan tranquilo no escucho bulla en la calle todo es tan calmado silencioso y frío.

Salí a la calle en pijamas a comprar el pan y me resulta muy extraño lo descortés que ha sido la gente al no responder mi saludo y el tendero al no escucharme, pero lo mas extraño ha sido volver a mi habitación y desde la puerta ver un cuerpo con mi rostro tendido en mi cama ... ¿estoy muerto?

Gonzalo Moscoso
Sensaciones

De repente algo ocurrió. Fue una punzada, un leve pinchazo en la cara. No sabia lo que era, la sensación era nueva para él. Sintió otra, y otra... poco a poco fueron a más, notándolas en toda la cara, varias a la vez. Le dejaban una sensación fría durante un tiempo. Miró hacia arriba, intentando ver de dónde venían pero tuvo que cerrar los ojos pues también las sentía sobre ellos. Abrió la boca y las notó en la lengua. Le gustó la sensación. No sabían a nada, pero era extraño. Empezó a buscarlas con ansia.

Había descubierto la lluvia.

Carlos Font-Flaj

25.2.04

Esfuerzo extra

Mario va de camino al campo de fútbol. Hace poco cumplió los diecisiete y hoy entrenará más contento que nunca porque, aprovechando que sus padres no estaban en casa, ha hecho el amor por primera vez. Anda como flotando, y pese al esfuerzo extra -sonríe- está seguro de rendir a tope. Ha sido fantástico. Arde en deseos de contar a sus compañeros, en el vestuario, que él tampoco es virgen. Pero no lo hará. No le gusta mentir, y, cuando le pregunten cómo es, cómo se llama, no tiene nada claro responderles que está muy bueno y se llama Bernardo.

Albert Rossell

24.2.04

Amor pequeño

La enana mira fijamente el muñequito parpadeante del semáforo. Colgado de su brazo, como quien se agarra a un madero a la deriva, su enano observa el cartel de la parada del autobús en el que Martina Klein anuncia un nuevo sujetador. Es preciosa. Su boca con sus blancos dientes mínimamente separados, sus ojos de un azul amanecer y su interminable cuerpo que se imagina recorriendo. Como hombre su cabeza sueña con lo imposible mientras su diminuta mano siente la realidad.

El amor con el tiempo se convierte en cariño, pero su amor, su verdadero amor, es un amor pequeño.

Andrés Calvo Serrano

23.2.04

Por fin lo había dejado

Me lo estaba empezando a plantear. Realmente estaba insoportable. Eran muchos los que me comentaban que lo volviera a hacer. Al principio no se atrevían porque me rebotaba mucho. Pero empezaban a perder el miedo y ya me lo pedía gente con la que no había cruzado más de dos palabras.

Quizá no era tan grave. Después de todo era volver a hacer lo mismo que había hecho durante tantos años. Si en tanto tiempo no me había pasado nada por que iba a hacerlo ahora. Así que, finalmente, decidí que mis vecinos piratearan mi suscripción de televisión por cable.

Isaac Aparicio
Atrapado en las cámaras

Hubo un fallo en el sistema y se quedó encerrado en la cámara acorazada del banco. Gritó desesperadamente pero sus esfuerzos resultaron inútiles. No entró nadie ese día. Al siguiente tampoco. Al tercero decidió alimentarse a base de billetes. Pasaba el tiempo y las enormes sacas repletas de billetes iban desapareciendo en la misma proporción con la que el cajero iba engordando.

Y llegó el día. Sólo quedaba una saca que contenía dos billetes. Se comió el penúltimo y se abrió la puerta. Aparecieron el notario y un cámara de televisión.

- Ya era hora. Creíamos que no sería usted capaz.


Juan Luis Mora

18.2.04

Casa de empeños

Entró en la casa de empeños con la mirada baja, las llaves del auto en la mano y prisa por terminar el trámite lo más rápido posible. El empleado no se extrañó de verla de nuevo, porque ya había venido muchas veces, cientos quizás, pero nunca había recuperado nada de lo empeñado. Preguntó cuanto le darían por el riñón que llevaba en la nevera portátil. El empleado sacó un cuaderno de hojas gastadas, una calculadora y comprobó la mercancía. Tras una espera insoportable, ella respiró aliviada al conocer la cantidad: justo lo que necesitaba para rescatar a sus dos hijos.

Carles Blas
Ninoska

Cielos, cuan dulce y a la vez cruel es recordarte es una mezcla de sentimientos el recuerdo de tu pelo negro, la piel de tu nuca volviéndose roja por mis besos, ese hoyito que tienes cuando te ries .. tu pijama de ositos, tu voz al teléfono diciéndome "te quiero".

Si todo el amor del mundo se pudiera expresar en cien palabras seria este el momento de decirte que te quiero, que estoy loco por ti, .. Que solo espero ver un nuevo amanecer contigo, desnudarte con mis manos, arroparte con mis besos y fundir mi alma con la tuya.

Gonzalo

16.2.04

Reverso

Se apartó de la manada y se alejó del bosque. La noche caía, y las posibles presas huían buscando refugios sombríos. Sintió una presencia extraña y se detuvo a aullarle a la luna. Un disco blanco y brillante, completamente lleno. Encontró por fin algo parecido a una madriguera, y decidió pasar la noche. Mientras caía en el sueño, la piel se le tensó de una forma desconocida y algo le dolió en las garras y en las mandíbulas. En sus sueños apareció una corza que lo miró asustada, pero él no hizo nada por atraparla. Cuando despertó, era un hombre.

Luisa Axpe

13.2.04

El hombre que siempre salía dos veces

No podía ser. Otra vez el mismo error. Estaba desesperado.

Cada día igual. Cogía los bártulos, echaba un vistazo general y marchaba hacia el ascensor despidiéndose de todos. Llegaba a la planta baja, fichaba, salía por la puerta y, ¡oh! el móvil, ¿donde está?. Lo buscaba desesperadamente por los diferentes bolsillos con la angustia poco a poco invadiéndole. No podía ser. Otra vez, no. Ya escuchaba las carcajadas contenidas de los compañeros: "¿Has olvidado algo?".

Cuando marchó de nuevo, se reunieron, y Matías dijo: "Por poco me descubre". A partir de mañana, cuando bajara en el ascensor, iría otro compañero.

Isaac Aparicio

6.2.04

Amabilidad inteligente

Tengo un vecino muy amable. Me saluda siempre que, por casualidad, coincidimos en el ascensor, y me pregunta por mi mujer y mis hijos, pero eso es lo de menos. Lo verdaderamente amable en él se reveló al empezar a cruzarnos casi a diario en la calle, cuando vuelvo del banco y él debe ir a algún lugar. La tercera vez simuló no verme, ahorrándome el saludo. Es muy atento. Desde entonces, siempre encuentra alguna excusa para mirar a otro lado. Últimamente incluso lleva gafas negras, para que resulte plausible que no le reconozca y así no me sienta violento.

Albert Rossell

4.2.04

Descenso

Como tantas otras veces, comenzó a descender por el pozo. Primero se encontró con las experiencias más recientes, donde reconocía cada gesto. Poco a poco fue alcanzando etapas lejanas; su juventud, y, más abajo, la niñez olvidada. Algunas cosas le parecían actuales, como si lo hubieran acompañado siempre; otras, completamente ajenas. Cuando llegó al nivel en que ya no había palabras, se imaginó emitiendo aquellos sonidos inconexos; le costó admitir que alguna vez hubieran salido de sus labios, pero lo consiguió. Siguió bajando; perdía el equilibrio. Sus huesos ya no respondían. Cuando llegó al último nivel, supo que no regresaría.

Luisa Axpe.

La lámpara mágica

Encontré la lámpara mágica en el contenedor de basura que hay frente a mi portal. La escondí en mi gabardina y subí ilusionado a mi piso para limpiarla. Sucedió en el salón. Froté la lámpara con un paño húmedo y apareció el consabido genio calvo. En apenas tres minutos me contó con tristeza que en aquel momento carecía de magia y debía ser yo el que le proporcionara los tres deseos. Tras darle las llaves de mi casa, mis ahorros y mi coche, el tipo me alquila a módico precio esta maldita lámpara con vistas en la que ahora vivo.

Juan Luis Mora
Creación

Se aburría. Decidió crear un mundo. El primer día lo dedicó a elaborar bienes de consumo y pecunia para adquirirlos. El segundo diseñó armas e inventó guerras para sustentar la producción masiva de aquéllas. Pensó que no estaría mal dar un toque sofisticado y concibió las armas químicas. El tercer día apenas descansó dando cabida a redes de corrupción ilimitadas. Siguió derrochando ingenio, hasta que al fin, contrariado e insatisfecho, llegó al sexto día. Pensativo, El Hombre, se dijo: "Podría crear así mismo un dios en quien depositar la responsabilidad de haber construido esta mierda". Al séptimo día se suicidó.

Luna

30.1.04

Salvador

En aquel tramo de calle los coches circulaban y se detenían caóticamente. Alarmado por tanto peligro, apartó la manta, se levantó y salió de la sucursal bancaria donde había dormido. Mientras increpaba e insultaba a los conductores temerarios, que se negaban a obedecerle, se le cayó la botella de vino. Enojado de veras, pateó al vuelo carrocerías y retrovisores, y pidió ayuda a dos guardias, pero esos funcionarios renegados se lo llevaron a él –olía a mierda, dijeron–. Una lástima; de haberle secundado, ya nadie jamás habría sido atropellado, seguro –dijo–, en aquel tramo de calle: el suyo.


Albert Rossell
Alineación

El presidente sonreía satisfecho cuando levantó la regla del mapa. El país de ese dictadorzuelo con tanto peligro quedaba atravesado por un tramo indiscutible, suyo, de la línea roja que acababa de trazar entre los extremos del eje maligno. De inmediato, los dos estrategas que le asesoraban intentaron convencerle de que sólo era una casualidad geométrica. Pero fue en vano. Ya nada era como antes, como cuando bebía y olía a mierda y se lo llevaban al vuelo entre imprecaciones –¡funcionarios renegados!– e insultos más fuertes. Pronto empezarían los bombazos que acabarían para siempre, seguro –dijo–, con los atropellos.


Albert Rossell
Precio a convenir

En el puesto veintisiete del habitual mercado de los jueves venden almas. "Almas, precio a convenir" reza el tosco cartel escrito a mano. Sobre la mesa plegable multitud de botes aparentemente vacíos cerrados con tapa descolorida. Detrás, un hombre de rostro cetrino y cejijunto, mal vestido y de expresión inalterable, permanece ajeno al trasiego existente. La certeza de estar condenado a sufrir eternamente me hace sentir una especial atracción cada vez que paso por delante. Ya estoy harto de obligarme a seguir andando. La próxima vez pararé, no habrá problemas con el precio, tengo todo lo que cualquiera pudiera desear.

Vortex.

26.1.04

La mirilla

Cada mañana, al salir a trabajar, escuchaba el mismo ruido detrás de la puerta recién cerrada. Desde el rellano, oía que alguien toqueteaba la mirilla, cuando, teóricamente, no quedaba nadie dentro. Se sentía observado. Todos los días igual. Le inquietaba ese sonido cada vez que salía. Hasta que una mañana decidió fingir que abandonaba el hogar. Abrió la puerta y la cerró desde dentro, quedándose en silencio y a la espera. Como no pasaba nada, se asomó a la mirilla para ver y, a través de ella, se descubrió a sí mismo, en el rellano, mirando extrañado hacia su puerta.

Juan Luis Mora

18.1.04

El Pliegue

Se fue. Otra vez. Siempre se va. Esa manera tan suya de quedarse,
reverberando, eco mortificante,letanía plañidera.Y el dolor. Estupidez no
consumada, pero sólo porque la escalera hacia la misma es infinita. Angosta
subida. Larvas en el estómago.Un espantoso ridículo, más espantoso aún por
cuanto trata de justificarse. Algún día gritará. Le gritará. Y sabe que la
única manera de hacerlo es con un obstinado silencio."¡Oye mi silencio!", le
diría...así conseguiría ir descendiendo, rodaría por los peldaños si fuese
preciso.Pero sigue subiendo, y mientras tanto las larvas, crisálidas
imposibles, dan a luz mariposas negras.

Xiria
El Aura

Lo que veía rodeando a la gente eran auras. La tonalidad indicaba el tiempo de vida restante. Más cuanto más clara. Le pasó desde siempre, desde pequeño, aunque tardó en descifrarlo. El día que logro hacerlo cambió su vida. No volvió a mirarse en un espejo. La última vez que lo hizo su aura era blanca inmaculada, si bien era un niño. Hoy han traído un paquete; tras abrirlo ha comprobado con horror lo que contenía. Preguntándose quién, se ha encaminado hacia el armario. La escopeta estaba en el altillo, junto a otro espejo de marco oxidado por el tiempo.

Vortex

15.1.04

Gabriela

Gabriela, una anciana alemana, espera en la calle. Prefiere no coincidir en el ascensor con la vecina del segundo, que es judía. Después, ya en casa, contempla una vez más la vieja fotografía. La bandera es gris, no roja, pero la cruz gamada, perfectamente negra, sigue ahí igual que esa quinceañera perfectamente uniformada, sonriente, orgullosa, meses antes de que llegaran las bombas de los enemigos, de conocer la monstruosa verdad de los cuerpos amontonados en los campos de concentración. Y como siempre la dolorosa certeza de que le robaron la infancia y, sobre todo, de que ella también fue culpable.

Albert Rossell

12.1.04

El callejón

No recordaba exactamente cómo había llegado a aquel callejón solitario. De repente, escuché un chasquido. Un individuo acababa de encender un cigarrillo al fondo, junto a los cubos de basura. Pude identificar sus ojos gracias a la diminuta lumbre del mechero.


- ¿Jorge?


Pero esto era imposible. Jorge había fallecido en accidente de tráfico hacía un par de meses. El individuo soltó el humo del cigarillo lentamente y yo creí sentir algo muy parecido al miedo. Las palabras de aquel tipo que se parecía a Jorge no pudieron más que acrecentar mi incertidumbre y mi desconcierto.


- ¿Tampoco tú recuerdas tu muerte?

Juan Luis Mora

7.1.04

Desorden literario

Paquita me riñe porque desordeno los libros. La pobre no lee, no comprende. Antes de ayer, por ejemplo, volví a leer "La conjura de los necios" y siguió sin gustarme. Anda muy rebelde ese libro, así que lo castigué: igual que a los niños se los pone de cara a la pared, yo lo puse de lomo a la estantería. En cambio, ayer releí "Cien años de soledad" y nuevamente se portó muy bien; por eso lo dejé con el lomo sobresaliendo de todos los demás... Pero luego viene Paquita a limpiar y otra vez todos del derecho y alineados.


Albert Rossell