30.11.01

El objetivo

Mi misión es muy importante, es una esperanza para todos aquellos que confían en mí. Debo proceder con sumo cuidado, para que no haya errores. Ya diviso el primer objetivo, un altísimo bloque de pisos. No va a ser fácil. Empiezo a descender...

Antes todo era más sencillo. Había menos gente, y sobraba espacio... Veamos, no vaya a ser que confunda los paquetes... Me encanta mi trabajo, pero ahora tengo que entrar por el balcón o por una ventana. Antes, en cambio, bastaba con aterrizar en el tejado y entrar por la chimenea. En fin, allá voy. ¡Ohoho! ¡Es Navidad!

Albert Rossell

28.11.01

S.O.S.

Dejar mi país ha sido muy duro. Es una experiencia muy parecida a la de perder a tus padres, pero mucho más triste que las dos vivencias juntas es la de pedir ayuda. ¡Nadie me quiere entender! Voy por las casas de antiguos amigos y las de los familiares que me abandonaron luciendo mi pena y mi pesar. Nadie me ayuda y no consigo que me den mi ansiado refugio. Debo parecer José y María buscando posada para dar a luz a nuestro enemigo. Desde estas líneas pido vuestro perdón. Por favor, ayudádme, Dios os premiará. De verdad. Bin Laden.

Isaac Guilà
Puta

Mi mamá es una puta. Empieza su jornada laboral cuando yo me voy a dormir y termina de trabajar justo antes de levantarme. Por la mañana mi mamá me lava, me prepara el desayuno y me lleva al cole. Cuando vuelvo por la tarde me la encuentro durmiendo y la despierto y se enfada. A mi me gusta enfadarla y que me regañe porque al menos me hace caso. A veces, por las noches, consigo ver alguno de sus clientes y pienso que quizá mi padre dormirá hoy en nuestra casa y lograremos ser una família normal durante unas horas.

Isaac Guilà
Proscrito

Lleva una vida de proscrito. Cambia a menudo de ubicación, se oculta obstinadamente entre sus semejantes para confundirse entre ellos y confundirme a mí, tan tenaz como él en mi labor de perseguirle. Aprovecha cualquier escondrijo, cualquier resquicio en la sociedad que forman sus hermanos para refugiarse secretamente. En algunas ocasiones llego a pensar que esta vez será imposible, que jamás volveré a degustar sus palabras. Pero La ciudad de los prodigios es un libro que me gusta demasiado, y ni siquiera en la biblioteca de Babel encontraría un recoveco desde donde vencer mi voluntad y permanecer huido para siempre.

Albert Rossell
Guerra

Me herían sus ojos de náufrago, de infancia amputada. Sus pupilas eran un porqué incesante, una inversosímil ausencia de lágrimas por tantos rostros abruptamente arrancados de su vida, por tantos gestos moribundos y desesperados... Quizás preservaba esa breve humedad como su patrimonio último, o tal vez había perdido, junto con todo lo demás, incluso la potestad del llanto. De repente me alcanzó, como una llamarada atroz de sufrimiento humano. Durante unos segundos terribles sentí todo el desconcierto inabarcable, todo el infinito desamparo que manaba de su mirada yerma, y descubrí que mi coraza ya no me bastaba. Cerré el televisor.

Albert Rossell

22.11.01

Loco

Decían que estaba completamente loco, porque él era el único que, a través de ese extraño hueco rectangular –otrora un lienzo– en su caballete, veía otro mundo, un universo poblado de humanos extraños, vestidos con atuendos insensatamente austeros, y muy proclives a emplear aquellos aparejos que emitían fogonazos de luz, aunque a veces surgía uno que aparentaba gozar de mayor rango y les recordaba benevolentemente que aquellos destellos estaban prohibidos en el museo. En ocasiones alguno acercaba su cara al hueco, como para ver más de cerca a través de él, y entonces Van Gogh se quedaba mirándolo muy quieto.

Albert Rossell

19.11.01

Mi ma...

¿Sabes tú dónde está mi ma... La frase, aún inacabada, ha surgido espontáneamente de la boca del niño. Venía fijándome en él por su aspecto desamparado y cándido. Mi cerebro se ha puesto a funcionar a toda velocidad. ¿Qué hago con él? ¿Le doy mi mano? ¿Me agacho para no asustarle? ¿A dónde le llevo? ¿Habrá algún servicio de recogida de niños perdidos en estas galerías comerciales? ¿Busco a su mamá?

...má? ¡Ah, ahí está! Una mujer, semioculta por una columna, hablaba distraída por el móvil. El niño la señalaba con su pequeño dedo. Me he marchado aliviado pero inquieto.

Albert Rossell
Vencidos

Sinceramente, ha sido muy difícil decidirme, pero mi vida me tenía que llevar hasta aquí, preso de mi libertad. Mi horizonte vital estaba ya tan lejos que era mejor intentarlo por otro camino. El destino lo tiene, eso: te jode, hasta que te das por vencido. Es la vida moderna, dicen. Una antigua casa okupa me acoge en su silencio. Dentro de la sala hay un hombre. Habla con nadie, llora y me saluda insinuando una tímida sonrisa.
- Bienvenido al club de los hombres fracasados. Tome pañuelos y asiento.
- ¿Sólo somos dos?
- Tranquilo. Los demás irán apareciendo.

Isaac Guilà

18.11.01

Detalle

Dicen que estar toda la vida sin tener obligación alguna es un sueño que sólo el empacho de riqueza puede sufragar. Yo, que vivo en ese sueño, no puedo dejar de mirar con menosprecio a todo aquél que me acusa de vividor con una sola mirada. Creo sinceramente que la felicidad máxima al que uno puede aspirar en la vida radica en la caverna oscura de la conciencia. Es por eso que yo, aprovechando un débil resfriado, he venido, tapándome el rostro con una bufanda, hasta una simple consulta. Ya viene la enfermera.
- ¿El señor Juan Carlos, por favor?

Isaac Guilà
Paraíso

Para mi, es el espectáculo más bello jamás brindado a la humanidad. El cielo empieza a chispear hasta que su tozudez nos regala un sinfin de estrellas y una luna negra. En medio del arco celestial, el más grande de los astros ilumina a la muchedumbre: hay pastores que cuidan de su ganado, una mujer vieja que limpia la ropa debajo del puente, leñadores procurando madera... El mundo destila felicidad por los cuatro costados. ¡Lo que no llego a entender es por qué en medio de este paraíso hay un tío cagando en medio de nuestra ruta hacía al portal!

Isaac Guilà

15.11.01

Miedo

El espacio inmenso de cielo y de mar que se abría a su vista no suponía ningún alivio. Estaba acorralado sin esperanza en lo alto de una torre de piedra, en las ruinas del misterioso castillo de una isla temible y de oscuro nombre. Sentía ya el jadeo ominoso de la bestia que ascendía por la lúgubre escalera de la torre. Y esta vez, los ladridos del pequeño foxterrier no la asustarían.

Despertó empapado en sudor. Debía haber estado gritando en sueños, porque oyó la voz del Capitán al otro lado de la puerta: “¡Rayos y truenos, Tintín! ¿Estás bien?"

Albert Rossell

12.11.01

El perdón

Me obligaba a permanecer encerrado en el sótano oscuro y húmedo. Sin comer. Tan sólo un miserable vaso de agua. De vez en cuando venía y me azotaba cruelmente con el cinturón hasta dejarme exánime. Solamente la certeza de la venganza aliviaba mi suplicio. Durante esos largos años de agonía decidí que le asesinaría, que la tierra sobre su cadáver me protegería de él para siempre.

Ayer volví. Armado y decidido a acabar con él. Pero, es extraño, le miré a los ojos y descubrí, a pesar de todo, a un ser humano. No pude matarle. Tuve que enterrarle vivo.

Albert Rossell
Olor

Apenas se levantó sintió el olor. Pútrido. Nauseabundo. Cerró las ventanas de la casa, pero todo seguía impregnado de él. Trató de desayunar, pero era imposible con esa fetidez. Decidió ir al pueblo a comprar otra linterna, una igual que la que se había roto la noche anterior. Se puso su nuevo vestido y los pendientes a juego sin conseguir acostumbrarse a la hediondez. Tampoco cuando salió a toda prisa, libre por vez primera en mucho tiempo, para coger el jeep. Ni en el pueblo -la distancia de nada servía-. Debió haber cavado más hondo, pero anoche no había luna.

Albert Rossell

11.11.01

De pronto

Laura, aburrida y fastidiada, aprovechaba los últimos cinco minutos para mirar la cartelera del teatro. De pronto, una figura masculina apareció de en medio de las columnas neoclásicas. Igual que la arquitectura, era un cuerpo macizo y sólido. Los pasos, firmes y decididos. La mirada, intensa y escrutadora, escaneó todos los rincones como un relámpago. Una leve sonrisa de complicidad se dibujó en su rostro al visualizar a la chica, antes de desaparecer como un soplido de viento gélido norteño. Ella notó su cuerpo volverse frío como una piedra y, luego, caliente como la arena de la playa en verano.

Marta Armadà

8.11.01

Comunicación

Debería avisar a Ramón de que mañana hay huelga de metro. ¿Qué número de móvil tiene? A ver la agenda... ¡Vaya, aún tengo el número antiguo! Bueno, le enviaré un mail. ¡Qué lata! Tengo que arrancar el ordenador... Vale, ya está. Me conecto a internet... Se cuelga. Reintento... Ya. Empiezo a escribirle el mail... ¡Mierda! Ahora se desconecta. Vuelta a empezar... ¡Joder! La vocecita de telefónica, que las líneas están sobrecargadas... En fin, me rindo. No hay más remedio... Llamo a la puerta de la habitación de Ramón (música a tope). ¡Ramón, hijo, que mañana necesito el coche! ¿Me oyes?

Albert Rossell

5.11.01

Aunque nunca te he visto, ya te amo con toda la intensidad de la que soy capaz. Realmente no te conozco, pero no concibo mi existencia sin ti. Tú eres mi felicidad, lo que da sentido y plenitud a mi vida.
Sobre todo, ansío que llegue el día de estar en tu presencia, sentir el escalofrío de tu primera mirada y ser digno de ella.
Mientras tanto, consuelo mis noches solitarias pensando en ti, hablándote, y no puedo evitar calmar mi excitación acariciando mi arma, e imagino el momento en que, en tu sagrado nombre, ejecutaré al próximo infiel.

Carlos Pretel