10.5.04

Despertar (2)
La tormenta sacudía violentamente la pequeña embarcación.
Ella sacudida en su interior por temores y vergüenzas añejas. ?¡No puedo morir!? decía.
Mientras su mente imparable examinaba su historia, una ola la echó por cubierta.
Tendida, herida, manchada de sangre, se le escapaba la vida.
Dolor y calma absoluta.
Su campo visual le mostraba el mágico descenso de las gotas desde alturas infinitas. Los relámpagos, el vaivén del barco, las olas que seguían mojando su cuerpo.
Desvanecidos imágenes y sonidos, ella notó su presencia invisible.
Vio su cuerpo muerto, desvalido.
La vida se le escapaba y sólo entonces la había conocido.

Ricardo de León

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