6.10.04

El sueño del tobogán

Sujeto del brazo a mi hijo de tres años, que está sentado en lo alto del tobogán. Me preparo para ayudarle a bajar en esa posición convencional pero él, súbitamente, se da la vuelta y se tiende boca abajo, la cabeza arriba, los pies iniciando ya la caída. Le tomo de la mano y procuro, reteniendo su brazo estirado hacia el cielo, que descienda despacio. Mas él prefiere soltarse y, antes de que me dé cuenta, se desliza pendiente abajo, cada vez más deprisa. Y de repente la pendiente se me antoja inmisericordemente larga, apenas si intuyo el brumoso final.

Albert Rossell

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