29.3.04

El presidente

El presidente de mi escalera estaba muy orgulloso del jardín comunitario. Los árboles eran ya centenarios, pero decía que todo era obra suya. También, que la campaña de fumigación, su máxima prioridad, acabaría con las hormigas y caracoles que estropeaban algunas plantas. Incluso se reunió con célebres presidentes de escalera muy partidarios de la guerra química. Un día, un jabalí fumigado, entró en el jardín de muy mal humor y lo arrasó.

Hoy todo el mundo evita hablar con él: va diciendo que él lo hizo todo bien y que deberíamos haber puesto comida envenenada para acabar con las alimañas.

Carles Blas

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