24.2.05

La vida cotidiana del estudiante

El enano ya estaba caminando hacia su muerte. Caminaba por el caminillo del bosque sabiendo que esos serían los últimos pasos que daría. El pobre enano, sabía que no podía hacer nada por evitarlo: era su destino. Nadie podía derrotar al enorme y malvado gigante. Llegó a los dos árboles que indicaban la entrada a la laguna. Cogió aire y recordó la última imagen que tenía de los suyos. Con la cabeza bien alta, Helena entró en la clase, con la excusa inventada ya, por no tener el trabajo hecho, y lista para que le cayera la bronca del profesor.

Alba Cebrián

14.2.05

Arrepentimientos

Después de oír el cuento mil y uno el rey se relajó y acarició a Schahrasad. El hombre capituló bajo el encanto de la joven y decidió acabar con la locura que le había llevado a decapitar a tantas vírgenes en el país.
-Pídeme lo que quieras- dijo el monarca.
Ella deseó un cuento. Escuchar un cuento.
-Lo siento, no sé ninguno.
-Claro- suspiró ella con cierto desdén ?hombres-
El rey percibió el desencanto. Se enojó y entendió que quizás se había precipitado derogando las decapitaciones. Sin que le temblara el pulso ordenó.
Aquella mañana Schahrasad almorzó reina y viuda.


Agustí Sanfeliu
Mi primera publicación

Recorrí infinitas editoriales con el manuscrito, extenuado por el sol revisé
los bolsillos exhaustos y encontré una tarjeta desconocida. En el baldío
había una escalera caracol que descendía hasta una gruta calcinante, oculta
tras una puerta de hierro. Sólo cuando le dije que traía mi última obra me
miró a los ojos y dejó de escribir.
Se vendieron millones de ejemplares en todo el mundo. Volví a las
profundidades a pactar mi próximo libro. Me señaló una silla.
- Usted no entendió-me dijo el Diablo con respeto- aquella fue su última
obra-y echó candado a la puerta de hierro.

Claudio Uribe