16.11.04

Resfriado

Me cruzo cada día con ella y no puedo evitar detenerme durante unos instantes reteniendo el olor de su perfume hasta que se desvanece entre el gentío. No la veo, pero intuyo que ella sabe de mi veneración. Mi pasión es ciega, como mis ojos, y se contentan con un orgasmo en las fosas nasales.

Ayer llovió, me mojé y me he resfriado. No siento ningún olor. Llega la hora del encuentro pero no la podré distinguir. Pensará que le soy infiel.

Alguien me roza y deposita muy suavemente un pañuelo en mi mano.

-Toma, para que puedas olerme mejor.


Agustí Sanfeliu

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