25.2.02

Hack The Planet

No cabía duda ya, no me echaria atrás, llevaba planeándolo once meses, sin duda este sería mi ultimo ataque, despues me localizarían y dios sabe que harian conmigo, pero no me importaba ya. Tenia las herramientas dispuestas, el modem conectado, la bateria del portatil cargada y mi bandera comunista en la frente. Intenté hacerme a la idea de que el temblor era frio, no miedo, me controlé, todo sea por la causa, por un mundo mejor... unos golpes rapidos de teclas y ya estaba dentro, en el mismo corazón, ahora venía lo mas dificil...¿a que precio pondría las cocacolas ahora?

Julio Cesar
Nacimiento

El olor era nauseabundo y por mucho que intentase taparme la nariz seguia oliendolo.. Aquella alcantarilla iba a ser mi tumba, ya estaba mayor para esas carreras, pero no podía detenerme, tenia que encontrarlo, por error lo habia creado y ahora debia matarlo, a toda costa, sin remordimiento, no dejaría que empezase su mutación acelerada, sabia perfectamente que nos destruiría si le dejaba crecer, maldita genética defectuosa, dios sabe que fue un error. Aun tardaría un tiempo en hacerse mayor y darse cuenta de su verdadero poder de destrucción, pero era ahora o nunca, no dejaría que el humano viviese...

Julio Cesar
Reset

Me pisaban los talones, podia oir sus gritos locos y los ladridos de sus perros rabiosos mezclandose en la lejania de los pasillos del complejo central. Habia conseguido burlar las 666 barreras de máxima seguridad, habia sangrado hasta limites mas allá de los humanos, habia sufrido dolores imposibles, pero solo estaba herido, no caería, lo lograría, llegaría a la cámara central y destruiría su proyecto, no iba a dejar que continuaran haciendo de las suyas, tanto sufrimiento, tanto dolor. Entré en la camara, alli estaba, con sus miles de luces parpadeantes, el proyecto DIOS, por fin... pulsé el boton RESET...

Julio Cesar
Ver

Podíamos hablar, reir, llorar, hacer el amor, en resumidas cuentas, llevar una vida "muy normal", a excepción de levantar la mirada del suelo. El suelo era nuestra constante visión, dia y noche, podíamos dormir, pero siempre mirando al suelo, con la cabeza agachada. Una vez sentí curiosidad por levantar la mirada, queria ver que habia mas allá de medio metro, me dolió mucho el cuello, pero al final lo logré, acostumbré mi vista y vi que habia otros que al igual que yo lo habian conseguido, y reian, sólo de vez en cuando algún cobarde volvía a mirar al suelo.

Julio Cesar
Medicación

Llevaba ya un tiempo sin tomar la medicación. Me habia propuesto evitarla aun a risesgo de que se dieran cuenta. No recuerdo cuando me obligaron a comenzar con ella, pero sabía que debia dejarla. La verdad, no fue tan dificil hacerlo, no se por que no actué antes, solo habia sido cuestión de pensar en ello y querer hacerlo... imagino que ese era uno de los "poderes" de esas medicinas, te hacian olvidar que no las necesitabas, que todo podia ser mejor sin ellas. Aquella tarde nos volvieron a reunir, lo tenia todo planeado...apagaría la televisión y saldria a pasear.

Julio Cesar

18.2.02

Los extremos...

Si me fuera a una isla desierta me llevaría una pizza, antes que cualquier libro o prenda de abrigo. Desayuno pizza, la como, la meriendo y la ceno. Sueño con ella, confundiendo mis horas dormidas con la realidad. Mi vida es la pizza. Arrastro ciento noventa kilos, y mi cuerpo carece de vitaminas, proteínas, y no sé qué puñetas más; y tiene exceso de hidratos de carbono según dice mi médico, tras el achuchón. Pero soy feliz comiendo pizza, y el resto son tonterías. Llaman.

- Su pizza, señor.
- ¡Puaschhhhhh, qué asco!! Llévesela de aquí. ¡Traiga cualquier otra cosa, por favor!!

Ana Santolaria

15.2.02

Racismo

Bajo luna llena, el baile de máscaras. Todas blancas, excepto una negra. Las blancas se salvarán; no así la negra. Unos ojos buscan angustiosos entre la multitud un perfil oscuro, sin suerte. De las máscaras blancas, resplandecientes y pulcras por el reflejo lunar, asoman unos ojos brillantes pero opacos, que se clavan en la mirada aterrada de la máscara negra. La hoguera alza enormes llamas. Un cuerpo arde tornándose oscuro como la careta que cubre su rostro. Danzan los enmascarados; después queman sus máscaras blancas. La luna no alcanza a iluminar sus rostros negros, pero sí el resplandor del fuego.

Ana Santolaria

12.2.02

Sólo entonces

En el vagón del metro vi que una página de mi libro tenía la esquina doblada. Debí sospechar entonces, porque yo jamás hago eso. Al poco, una chica se me quedó mirando. Tenía la cara de una compañera del trabajo, pero no era ella. También dos chicos me observaban e intercambiaban sonrisas entre ellos. Homosexuales en celo, pensé. Al llegar a casa, una mujer que no era la mía abrió la puerta y se me echó al cuello. Pero sólo al encender el televisor y ver lo que emitían los distintos canales, sólo entonces, comprendí que me había vuelto loco.

Albert Rossell

8.2.02

Ojos prisioneros

Inmóviles en la desolación del barro. Todos. Como las figurillas de un pesebre destruido por la locura y las lágrimas de su autor. Algunos han quedado aislados del resto, mas otros aún podrían verse, mirarse con sus ojos prisioneros del mismo, del único instante, si algo fuera todavía posible. Pero no hay nada que puedan hacer, porque la lluvia llegó de improviso y arrasó el poblado sin piedad, arrastró a algunos de ellos, y las casas, los huertos, los árboles y las reses, incluso sus anhelos más íntimos, su misma desesperación, todo. Y al final, también se llevó el tiempo.

Albert Rossell

7.2.02

Presión

- No deberías haberlo hecho.
- Por favor, calla. Pareces mi madre.
- Pensemos en otra cosa, distraigámonos. Pero.... hemos pecado; mejor vayamos a confesar.
- ¿A confesar? Que graciosa eres. ¡Vaya estupidez!
- Haces mala cara. Tu rostro revela la infidelidad, y tu mujer lo descubrirá.
- Anda, cállate, y no seas gafe.
- Has sido infiel a tu mujer, y ella...
- ¡Que te calles!!.
- No deberías haberlo hecho. Ella...
- ¡Cierra el pico, hostia!, ¡Que te calles de una puñetera vez!!!
- Imagino a tu mujer llorando, maldiciéndote, echándote de casa...
- ¡Callaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa estúpida conciencia, no te aguanto más!

¡¡PUM!!
-.-.-.-.-.-.-.-
- Sí señora, sí. Su marido se ha suicidado.


Ana Santolaria

6.2.02

Un tic extraño

Tengo un problema. Soy muy sociable, pero debido a este problema, no puedo tener amigos. No soy nada follonero, pero estoy diariamente provocando líos. Siempre tengo que andar solo, y en cuanto alguien se me acerca, ya está el lío armado. Me empujan..., me amenazan..., me escupen insultos. Cuando me disculpo, me vuelvo a quedar solo. Pero la paz dura muy poco, el follón se arma en todas partes: en el autobús, en las tiendas, en los restaurantes, en los cines, en las playas..., en mi casa. Pobrecita mamá, está llena de morados. No lo puedo controlar. Continuamente pego puñetazos.

Ana Santolaria
Leo todos los días la web de cien palabras, y siempre me digo: “Óscar, ya es hora de que escribas un cuentecillo para la página esa, uno de esos con arte, tronío y muchos adjetivos, uno de esos de decir muchas cosas y no contar nada, en tu línea, como tú sabes”... pero como la frase es muy larga, cuando llego al “como tú sabes” me olvido completamente de qué tenía que hacer... me asalta entonces una nostalgia infinita, y, no sé por qué, unas ganas tremendas de oír tu voz, y... ¡disculpen! Había olvidado que estaba escribiendo un cuento.

Todoesmentira

1.2.02

Puñetera desgracia

Un día, mientras me arreglaba para ir a trabajar, me senté para ponerme las botas y me quedé inmovilizada, sin poderme levantar. No padecía ningún dolor, pero mi trasero no se despegaba de la silla y mis piernas no podían enderezarse. Grité que vinieran los vecinos y, llamaron a una ambulancia. En el hospital, tras explorarme a fondo, dijeron que mi cerebro había anulado toda función de mis piernas. Permanecería en tal estado hasta que, éste, les ordenara volver a caminar. Podía ser enseguida, o tal vez nunca. Cuando él lo quisiera. Todo mi ser pendiente de mi maldito cerebro.

Ana Santolaria