26.9.03

Un encendedor

Extrae un encendedor del bolsillo. Lo lleva hasta el camel que sostiene en sus labios. Mueve la cabeza. Se arranca los cabellos. Respira pausadamente. Se sienta en posición de flor de loto y, sin motivo aparente, desplaza el encendedor de un lugar a otro. Se dirige hacia el teclado y escribe: “Extrae un encendedor del bolsillo de su pantalón. Lo lleva hasta el camel que sostiene en sus labios…”. Antes de abandonar fatalmente la escritura, garabatea: “Estoy cansado de pretender ser interesante”. Cuando un círculo comenzaba a atisbarse en su historia, el instrumento arroja una llama que pulveriza su lengua.

Rodrigo Flores

15.9.03

Secuela

Por las persianas observaba el polvo amarillo, hace dos semanas era un rojo que paulatinamente se iba diluyendo, hace un mes todavía no se había atrevido abrir la ventana. Habían pasado dos meses desde la noche del estruendo y la luz calcinante que lo arropaba todo, que lo traspasó como colador. Estaba soñando y siguió soñando. Ahora estaba despierto todo el tiempo y se daba palmadas para evidenciar su existencia. No lo vencía el sueño ni el hambre. Sabía que el espacio se iba reduciendo y que pronto sólo quedaría él y la ventana y tendría que dar el salto.

J.A. Morales

11.9.03

La Prueba

Entra a la oficina del médico, el bulto sobre el hombro, los resultados en su mano izquierda. Trata de descifrar en los rostros la absolución, camaradería, compasión. ¿Sería benigno? ¿Maligno? La programación noticiosa matutina cede a las telenovelas. Resoluciones de mejor vida y de amor incondicional a toda la humanidad trascurren como cuentas de un rosario imaginario por su mente. Hace pedidos de valentía y serenidad. Llaman su nombre. El médico lee las pruebas, lo pasa al cubículo, lubrica el guante y le introduce el dedo en el culo. "Todo bien", dice, "¿pero, qué te pasa, viste a un muerto?"


j.a.morales

8.9.03

El esófago

Una noche de verano, con el cuerpo untuoso de sudor y un vestido ligero adherido al cuerpo. Las brisas aromáticas del mediterráneo le desplegaban los cabellos.
A la distancia, un chirigüito iluminado, rumoroso de música y comensales.
Se acercó con ese apetito voraz que surge después de un porro, deseosa de un plato de fideos rojos de salsa, aceitunas y ajo.
Como en un sueño, el deseo realizado: un plato humeante posado frente a ella.
Hundió el tenedor, se lo llevo a la boca, masticó lento y deglutió ceremoniosa.
El esófago. Oh, la penetración del esófago. Único orgasmo que desconocía.


Shevatri

7.9.03

11 de septiembre

Despertaron al amanecer, el sonido del helicóptero militar remeció la ciudad.
Un alto parlante informaba desde el aire la declaración del estado de sitio: prohibido circular sin salvoconducto.
Ellas decidieron salir, dispuestas a enfrentar el destino para unirse a sus compañeros.
El lema era defender el gobierno democrático.
Eran muy jóvenes, inocentes y revolucionarias, no median consecuencias.
Impulsadas por una confianza omnipotente atravesaron la ciudad, caminaron a hurtadillas, esquivando balaceras hasta reunirse con otros como ellas.
Esperaron instrucciones infructuosamente. Tres días eternos dentro la fábrica hasta la llegada del allanamiento militar.
Dos años de presidio inenarrable, diez de exilio inconmensurable.

Antonia Calderón
Tu no eres de aquí

Tu origen es inmaterial, tu estado original es perfecto, es puro, no me quedó otro remedio que crear todo esto para que pudieses perfeccionarte, sentir, padecer y así evolucionar. La solución está al final. Tienes que vivir hasta donde las circunstancias que te rodean te permitan hacerlo, no puede ser premeditado, no puede ser orientable y dirigido, tiene que ser espontaneo y simple.
Accesible a todos y a todas. La solución está al final.
No puedes saberlo con antelación pues tendrias ventaja. Yo lo sé, pero me dijerón que aunque lo contase no me iban a creer.
El planeta tierra.

Carlos H.V.