6.2.04

Amabilidad inteligente

Tengo un vecino muy amable. Me saluda siempre que, por casualidad, coincidimos en el ascensor, y me pregunta por mi mujer y mis hijos, pero eso es lo de menos. Lo verdaderamente amable en él se reveló al empezar a cruzarnos casi a diario en la calle, cuando vuelvo del banco y él debe ir a algún lugar. La tercera vez simuló no verme, ahorrándome el saludo. Es muy atento. Desde entonces, siempre encuentra alguna excusa para mirar a otro lado. Últimamente incluso lleva gafas negras, para que resulte plausible que no le reconozca y así no me sienta violento.

Albert Rossell

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