10.5.04

Despertar (1)

Despertó de súbito. Sin ningún estímulo. Ninguna voz, nada de alarmas, ni sonidos.
La visión de un cielo falso (esos techos de cartón prensado con cientos de agujeros que hay en los hoteles) le recordó quién era y dónde estaba.
Así, sin pensar en nada, salió a caminar persiguiendo el casi hipnótico sonido del mar estrellándose en la playa. Seguía al viento que agitaba sus ropas y sus cabellos, escuchando su estrepitosa pero serena melodía al ritmo de las olas. Recibía la brisa en el rostro, recogiendo conchitas y piedras de mar.
Caminando la arena, súbitamente sintió también su sonrisa.

Ricardo de León

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