24.5.05

Monstruos

Con seis años Pablo dejó de tener miedo de los monstruos escondidos en armarios.
Iba creciendo.
Se convirtió en padre y esposo.
Trabajaba tanto que apenas iba por casa.
Sus hijos ni le echaban de menos y su mujer tenía su propia vida.
Pasaba el día en la oficina, viajando...
Un día Pablo salió antes del trabajo y se dirigió a casa.
Al llegar se encontró solo.
Subió a la habitación... se sintió vacío.
Abrió el armario para guardar la chaqueta, y al mirarse al espejo...
Con cincuenta años Pablo volvió a tener miedo de los monstruos escondidos en armarios.

Alba Cebrián Estévez

18.4.05

MALA MEMORIA

El fue durante muchos años conserje y amigo de aquella escuela efervescente; de todos los niños, especialmente de ella siempre tibia y cercana a su mano. Ella, la del registro más alto y limpio para las consignas hacia los tiempos anunciados.

Los ojos de mirar tantos cristales rotos la descubren. Sus miradas se cruzan. Ella ladea algo su cabeza y afirma el paso en la calle de los desfiles y las gargantas desbordadas. Asegura su mano al brazo que la conduce liviana en otra lengua y se pierde poco a poco, allá, donde los ojos del viejo, apenas pueden recordar.

Juan Eduardo Bernal Echemendía
No sufras más

Mira al cielo y nunca te rindas, no sufras si te ha hecho daño... Si es el peor por quien suspiras, demuéstrale que, aunque no lo crea, vales algo...¡Corre!, ve y dile a voz de grito que pisarte no es tan fácil y que aunque sufras tanto no eres frágil. Y si por un momento te fijas, en sus ojos verás cenizas de un orgullo que has quemado y que ahora te pide vida porque añora tus caricias, porque añora tus besos, porque su amor no se ha muerto y sigue vivo por mucho que lo mantenga en silencio...

Mari Carmen Garrido
Para ellas

Hoy he visto mi infancia en sus ojos. O ellas la suya en los míos, qué más da. Venero sus años de ilusión feroz, de alegría sin diques. Y más que nunca he agradecido poder trazar en un papel muñecos y fantasías que hicieran sonreír. Me he zambullido feliz en ese darse inagotable que es sólo para los pequeños, dejándome mecer por esa bendición de creer que todo es posible si se desea de verdad. Él, que compartía esos momentos, también ha sido niño conmigo.

Han dicho mi nombre con una sonrisa. Y sé que hoy dormiré con su sueño.

Laura
Un oficio de alto vuelo

Salía apurada de mi casa, como de costumbre, para ir al trabajo y de pronto vi una imagen que me impactó y en cierta manera cambió el rumbo de mis pensamientos.
Venía caminando el barrendero, haciendo su trabajo, detrás estaba el sol, que iluminaba su figura y arriba de su cabeza, un montón de palomas volando.
No era terrenal, fue como ver una postal del paraíso.
Me pregunté ¿a qué se debía tan celestial acompañamiento?
Al llegar a la esquina tuve mi respuesta, tenía su bolsillo lleno de migas de pan que le permitía, tener un oficio de alto vuelo.

Lidia Cabrera

6.4.05

El sicario

Conozco muy bien mi trabajo, señor. Nunca antes había errado mi objetivo y no es justo que pase a la historia como un principiante. Créame, ella era tan hermosa que me tomé un minuto para contemplarla antes de hacer mi trabajo, cosa que ?reconozco- jamás debería haber pasado. Vi que alguien iba detrás suyo escondiendo un revólver y al ponerse a la par le disparó en medio del pecho. Crucé la calle desesperado porque vi que aún respiraba y cuando miré alrededor solo vi un policía...y yo con una foto de ella en la mano. No me cree, verdad ?

Darío Blanco
Perros de la terminal.

El otro día vi, caminando por la estación, un perro de la calle. Era un perro más, como tantos otros. Este también tenía los ojos tristes y vidriosos. Reposaba acurrucado sobre la vereda fría. Yo me detuve a mirarlo, como hago siempre con los otros perros. Y le susurré palabras de cariño, como suelo hacer. Al oírme, levantó la cabeza y me miró. Al escucharme, movió tímidamente su cola. De entre sus patas, veo correr un hilito de orín No sé si fue de felicidad o de tristeza. Pero lo acaricié y seguí mi camino, llorando, como tantas otras veces.

Gala
Después de dos semanas

Mi hijo de cuatro años llegó de la escuela con las gafas puestas, seguro. Lo traje yo mismo. Pero a la media hora ya no las llevaba. Durante dos semanas he buscado sin éxito por todos los rincones, he revuelto infructuosamente en cada mueble, armario, baúl, caja o cajón. Las doy por perdidas. Él sostiene que se le cayeron en la calle. Más concretamente en el zoo. Asevera incluso que se las comió un tigre. Hoy he leído en la prensa que un tigre del zoológico sufrió una hemorragia gástrica. Por si acaso, he decidido releer algunos relatos de Borges.

Albert Rossell
Bajo el sol

Un día muy soleado llegó a nuestro poblado un hombre de la tribu vecina. Quería convencernos de pactar un armisticio para acabar con las continuas escaramuzas que menguaban los censos de ambas comunidades. Empleaba algunas de nuestras palabras y atuendos, y al principio siempre sonreía... Pero ya nuestros líderes nos habían prevenido contra esos vocablos pronunciados con acento inconfundiblemente foráneo, contra esas pinturas, amuletos y abalorios del forastero -torpes remedos de los nuestros-, que sin duda perseguían ofender nuestras tradiciones y contaminar nuestra lengua, como corroboraba su sonrisa hipócrita. Todavía refulgen bajo el sol las piedras con que lo lapidamos.

Albert Rossell
Dejar a tu mujer

¿Por qué quieres que cambien las cosas?

¿Acaso te van mal tus asuntos?

Tu mujer está más feliz que nunca, jamás te respeto tanto como ahora.

Te encuentras seguro de ti mismo, no tienes dudas de tu matrimonio,

rindes el doble en el trabajo y tu jefe esta pensando en hacerte supervisor.

Se acabaron esas lagunas mentales tan amargas y negras, los temblores se marcharon para no volver, te ves mejor y además te sobra tiempo para tus amiguitas.

A todos nos mejoro la vida. Dime entonces, por qué diablos quieres que deje de ser el amante de tu mujer...

Eratostenes Rueda
Siete y media

-Carta.
Necesitaba un uno, pero con medio ya habría bastado. Le salió un tres, insuficiente en ocasiones, excesivo para el momento.
-Paso.
El otro se rió complacido.
-Has perdido, Dios, te toca ser el Bien.
Dios permaneció unos instantes sentado ante la mesa de juego contemplando cómo el Demonio se alejaba. Trató de contenerse, pero no pudo, las entrañas se le retorcían reclamando la venganza más visceral. Había perdido la partida. Aquel día creó el Mundo, como quien caga duro. A lo lejos, alguien, con cierta perplejidad pero con un deje de retintín gritó:
-¿Pero no era yo el Mal?

Agustí Sanfeliu

28.3.05

Antes de que sea tarde

Uno de estos días se lo digo. Sólo necesito un poco de valor como para
mirarlo a los ojos y arrojarle mi verdad sin temer las consecuencias.
Un poco de pena me da, la verdad, el pobre nunca se ha dado cuenta,
pero es cierto que tampoco hemos llegado a mayores. No quisiera que le
ocurra como al de aquella película, que descubrió un macho donde creía
ver una hembra. Por eso, uno de estos días, antes de que la pasión nos
arrastre, antes de que sea tarde, antes del asco y del rechazo, me
decido y se lo digo.

Luisa Axpe
No lo tome a mal

Cuando usted lo crea conveniente, es un decir, no vaya a pensar que lo
mío es una orden perentoria, pero en fin, la película ya ha terminado,
todos comienzan a levantarse de las butacas y quieren salir, así que,
si no es para usted demasiada molestia, le juro que nunca me he
encontrado antes en una situación semejante, en una condición diríamos
bochornosa para ambos, porque estoy seguro de que lo será también para
usted cuando caiga en la cuenta, digo, que me gustaría, en fin, cuando
usted lo considere apropiado, y sin ofensas, quisiera que me devuelva
mi zapato.

Luisa Axpe

15.3.05

Días de sudor y cerveza

Una gota de sudor bajaba por mi escote mientras me bebía el último trago de la cerveza caliente de ayer. Hoy me había dado por el jazz, no se por qué pero me sentía lánguida. El sol me da en los ojos y no pretendo apartarme de el mientras espero a que llegue un mail que me saque del adormecimiento. No puedo esperar más la respuesta, necesito salir de aquí y ser persona? necesito saber que no estás tan lejos, amigo mío, sólo tú sabes interpretarme en momentos de sudor y cerveza. Ven, tira de mi, llévame a los bares.

Boopy

11.3.05

Preocupación

Esta mañana al salir de la ducha vi que eran dos los que me habían abandonado, no resentí la perdida pues hay todavía miles que están conmigo, en el almuerzo vi que mas de cinco me habían dejado, ahí si que me preocupé. ¿sSete en menos de doce horas?, ¿que pasa?, ¿que es lo que esta mal?

Me levante sin terminar el almuerzo, fui a mi escritorio para darme cuenta que me habían abandonado por lo menos diez más y no me había dado cuenta... a mis lectores espero me comprendan lo que pasa es que me estoy quedando calvo.

Gonzalo Moscoso
Días de sudor y cerveza

Una gota de sudor bajaba por mi escote mientras me bebía el último trago de la cerveza caliente de ayer. Hoy me había dado por el jazz, no se por qué pero me sentía lánguida. El sol me da en los ojos y no pretendo apartarme de el mientras espero a que llegue un mail que me saque del adormecimiento. No puedo esperar más la respuesta, necesito salir de aquí y ser persona? necesito saber que no estás tan lejos, amigo mío, sólo tú sabes interpretarme en momentos de sudor y cerveza. Ven, tira de mi, llévame a los bares.

Boopy
Vuelta

Cuando se levantó ese día, supo que no iba sería un día normal.
Bajó a la calle, miró a su alrededor y comenzó a andar. Llevaba la
cabeza agachada, sin mirar al frente, sin saber adónde le llevaban sus
pasos.
Caminó, caminó durante mucho tiempo, sin subir la mirada, sin pensar
en su destino.
Cuando creyó que tenia suficiente, paró. Lentamente subió la mirada y
observó a su alrededor.
Había llegado al infinito. Giró la vista y vio lo lejos que estaba del
mundo real, de SU mundo real.
Entonces lo comprendió. Sonrió y gritó:
- ¡¡ HE VUELTO !!


Caelete
"Oferta" de trabajo

Posa sus pies en la miserable alfombra y con un dolor supremo que lentamente trepa hacia su estómago, acierta a encender la amarillenta luz que se desprende del viejo quinqué. Al instante, vuelve sus pasos hacia la cama y allí sentada, embutida su cabeza entre las piernas, solloza tímidamente. El recuerdo de su pequeña hija, su ?angelito? de ojos azules y cabellera ensortijada, en lugar de amortiguar su sufrimiento, aviva su desgracia, originada por un repugnante engaño. Ahora, sin papeles y con un futuro incierto, espera inquieta que la puerta se abra de nuevo para seguir pagando una macabra deuda.

Vicente Castrillo

24.2.05

La vida cotidiana del estudiante

El enano ya estaba caminando hacia su muerte. Caminaba por el caminillo del bosque sabiendo que esos serían los últimos pasos que daría. El pobre enano, sabía que no podía hacer nada por evitarlo: era su destino. Nadie podía derrotar al enorme y malvado gigante. Llegó a los dos árboles que indicaban la entrada a la laguna. Cogió aire y recordó la última imagen que tenía de los suyos. Con la cabeza bien alta, Helena entró en la clase, con la excusa inventada ya, por no tener el trabajo hecho, y lista para que le cayera la bronca del profesor.

Alba Cebrián

14.2.05

Arrepentimientos

Después de oír el cuento mil y uno el rey se relajó y acarició a Schahrasad. El hombre capituló bajo el encanto de la joven y decidió acabar con la locura que le había llevado a decapitar a tantas vírgenes en el país.
-Pídeme lo que quieras- dijo el monarca.
Ella deseó un cuento. Escuchar un cuento.
-Lo siento, no sé ninguno.
-Claro- suspiró ella con cierto desdén ?hombres-
El rey percibió el desencanto. Se enojó y entendió que quizás se había precipitado derogando las decapitaciones. Sin que le temblara el pulso ordenó.
Aquella mañana Schahrasad almorzó reina y viuda.


Agustí Sanfeliu
Mi primera publicación

Recorrí infinitas editoriales con el manuscrito, extenuado por el sol revisé
los bolsillos exhaustos y encontré una tarjeta desconocida. En el baldío
había una escalera caracol que descendía hasta una gruta calcinante, oculta
tras una puerta de hierro. Sólo cuando le dije que traía mi última obra me
miró a los ojos y dejó de escribir.
Se vendieron millones de ejemplares en todo el mundo. Volví a las
profundidades a pactar mi próximo libro. Me señaló una silla.
- Usted no entendió-me dijo el Diablo con respeto- aquella fue su última
obra-y echó candado a la puerta de hierro.

Claudio Uribe

25.1.05

Sin salida

Sabe que no tiene escapatoria.
En menos de 5 minutos morirá aplastado sin piedad. El tiempo le va en contra y las paredes son demasiado altas para poder salir con vida. Piensa en como escapar pero uno a uno sus compañeros van desapareciendo. Cada vez más solo, cada vez más aterrado. De repente alguien grita.
"Feliz 2005"
"Por el culo te la hinco"
Está solo. Da gracias a Ramón García por haberse equivocado con los cuartos.
Pero ese chico de 9 años no lo dejará escapar y lo hace desaparecer "y boca y dientes más allá"
Adiós grano de uva.

Salva
Vuelta


Cuando se levantó ese día, supo que no iba sería un día normal.
Bajó a la calle, miró a su alrededor y comenzó a andar. Llevaba la
cabeza agachada, sin mirar al frente, sin saber adónde le llevaban sus
pasos.
Caminó, caminó durante mucho tiempo, sin subir la mirada, sin pensar
en su destino.
Cuando creyó que tenia suficiente, paró. Lentamente subió la mirada y
observó a su alrededor.
Había llegado al infinito. Giró la vista y vio lo lejos que estaba del
mundo real, de SU mundo real.
Entonces lo comprendió. Sonrió y gritó:
- ¡¡ HE VUELTO !!


Caelete
Amores perros

Se atraparon en medio del bosque, sin apenas dar tregua al jadeo. Sucumbieron entre sus brazos confundiéndose bajo las hojas que caían más despacio que deprisa. Los ojos de uno centelleaban contra la piel blanca de la otra y la saliva se mezcló con el sudor. El jadeo cedió al gemido. Alguien gritó ¡se acabó el descanso, sigan!
Los amantes se miraron con pasión y se despidieron con un leve parpadeo.
-Hasta el próximo bosque- susurró ella.
-Sí -rugió el, y continuaron su desenfrenada persecución.
Alguien creyó ver un lobo acechando una virgencita cerúlea.
-Puta- dijeron unos
-Malvado- soltaron otros

Agustí Sanfeliu
El pintor

Primero empezó por el rojo, pero claro, era el color de la sangre. Cambió entonces por el verde, pero notó que le recordaba a algunos horribles insectos. Probó con el negro, y sintió en él la cercanía de la muerte. El blanco debe resultar, -se dijo- pero éste se le asemejaba a las mortajas fúnebres. Y así fue probando con decenas de colores, hasta que se rindió amargamente. Un último intento con el naranja, que pronto descartó por relacionarlo con los chalecos de seguridad, lo sumió en un profundo pozo creativo. Abandonó la idea y dejó al perro como estaba.

Darío Blanco