13.5.04

El compañero

Ya son las siete de la noche y sentado en mi sofá contemplo a este mojigato par mío que me contempla desde el otro lado mirándome fijamente sin parpadear, sin pronunciar palabra. Como siempre con fastidio le lanzo algún que otro insulto y le hago gestos, mientras el, impávido solo me observa desde su rincón sereno, calmado, espectante.

Entonces me levanto de un brinco del sofá y casi corriendo voy a mi habitación para ver si así me deja por un instante aquel canalla que me acompaña siempre desde el día que lo descubri y supe que se llamaba conciencia.

Gonzalo Moscoso

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