16.4.04

Por amor

Vuelve arrastrando los pies, pero en esta ocasión ni siquiera llora, porque ya es la cuarta vez que los milicianos la violan en grupo cuando va o vuelve del pozo. Ha asumido que no puede evitarlo, porque es el único pozo y queda a quilómetros de casa. Tampoco esta vez se lo dirá a su hombre. Guardará el secreto en su corazón, y lo hará no sólo por la vergüenza de que se sepa lo sucedido, sino porque él, que la quiere, se arriesgaría a ir él mismo a buscar agua. Y él, a diferencia de ella, no volvería vivo.

Albert Rossell

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