29.10.04

La Tinita

La banda del Tino andaba siempre por el instituto. Los profes pasaban y estábamos todos asustados. Una tarde, en el bar, la hermanita del Tino, de unos diez años, me pidió una cocacola. Por si acaso se la pagué. Aquella vez y siempre que quiso. Era una quinqui pero, a parte de exigirme cocacolas, no parecía mala. Y yo me sentía protegido. Un día la policía detuvo al Tino y a su banda. Ya no volvieron por allí. Salvo la niña. Yo seguí pagándole cocacolas a la Tinita hasta que terminé COU. Merecía saber que sin coacción también era posible.

Albert Rossell

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