29.3.04

Contra viento y marea

Durante el descanso, el segundo entrenador del equipo de infantiles les aseguró que el cuatro a cero en contra era remontable, que todo era una cuestión esencialmente psicológica, y que si alguno no lo creía así más le valdría decirlo, porque con esa actitud no se puede saltar al terreno de juego y vería la segunda parte desde la banqueta. El portero calibró mentalmente la velocidad y la corpulencia de locomotora de los rivales, su zancada infinita, la madurez y la superioridad técnica de esas torres que parecían jugar un partido de padres contra hijos. Estuvo a punto de hablar.

Albert Rossell

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