15.6.02

La muesca

El anillo tenía una muesca. Fue una lástima, porque Sergio era lo bastante guapo y bueno como para enamorarla, y lo bastante canalla como para seducirla durante mucho tiempo. Pero estaba la muesca. La vio apenas abrió el estuche, entregado con un leve temblor en las manos. Desafiante. Insultante. Y parecía aumentar de tamaño cuanto más se fijaba en ella. A pesar de la fineza del diseño, y de la distinción del brillo, y aunque él se lo había regalado con húmeda ilusión en la mirada, el anillo estaba mellado. Tarado. Como las otras veces. No podía casarse con Sergio.

Albert Rossell

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