22.6.02

El asesino

Los bailes de máscaras eran perfectos. Y también los grupos numerosos, había sido muy fácil introducirse en el círculo. Llevaba toda la semana practicando con el cuchillo, enfundado en el disfraz de Dark Vader. Le encantaba la espada luminosa, pero el arma real la llevaría oculta bajo la capa. Elegir la víctima sería lo más excitante. Llamó a la puerta y un mayordomo lo hizo pasar a un salón desierto y en penumbra. Allí esperó, incomodado, algunos minutos. Entonces entraron los demás. Llevaban todos idéntico disfraz. La misma capa negra, la misma máscara de la muerte. Y la misma guadaña.

Albert Rossell

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