25.6.02

Bicicletas (I. Mis padres)

Yo no tenía bici porque mis padres decían que podía hacerme daño y que no era formativo, pero descubrí que mis amigos guardaban las suyas en un aparcamiento subterráneo. Desde entonces, aunque casi siempre tuviera que seguir corriendo y sudando tras ellos, tenía a mi favor la hora de la siesta. Aprovechaba ese tiempo de sueño y silencio para colarme en el aparcamiento y practicar. Nunca me pillaron, ni siquiera cuando me caí y rompí un faro. Un día, un amigo me prestó su bici delante de mis padres. Se maravillaron de que su niño gordo y torpe supiera montar.

Albert Rossell

No hay comentarios: