26.6.02

Cerveza y comida de lujo

Muchas veces había pasado llamadas a los de cocina fuera de horario. A menudo llamaban a casa o a la novia cuando el suboficial no estaba, y yo no me chivaba. Me agradecían que fuera un telefonista condescendiente, pero no sabían cómo demostrármelo porque a mí no me gusta la cerveza, lo único que podían pasarme a escondidas. Un día el cocinero llamó a la centralita, me dijo que el gastador de servicio me haría llegar la bandeja de comida que supervisaba directamente el coronel, la mejor del acuartelamiento. Tras unos minutos llegó la bandeja. En la ensalada había bichitos.

Albert Rossell

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