Un final feliz
Esperaba su llegada, como un niño espera su madre. Ansioso daba vueltas en su cama, sin poder conciliar el sueño, se tapaba y destapaba con la húmeda sabana y recordaba cuanto tiempo llevaba ahí, tal vez años, meses o días quien sabe. Sin poder levantarse de su lecho, atado a esa cama solamente la esperaba. De repente sus labios dibujaron una sonrisa, un viento helado recorrió la estancia, todo a su alrededor se oscureció y un calor veraniego se posó en su corazón. Nunca había estado tan contento en estos meses, tan contento por que al fin llegó la muerte.
Juan Alvaro
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