19.12.02

Cada cual que atienda su juego

En la antesala, tras el vidrio esmerilado de una ventanilla, espero a un funcionario de esos que, por las dudas, demora en atender. Veo sombras muy difusas que se mueven del otro lado y para entretenerme comienzo un juego de adivinación inocente pero sin duda eficaz. La imagen de Borges, el viejo Jorge Luis, me abre la puerta y me invita a pasar.
- Yo jugaba su mismo juego -me advierte sin volver a mirarme.
- ¿Y?
- Estaba muy preocupado por la belleza entonces, trataba de adivinar... o de inventarla.
- ¿Y ahora?
- Ahora veo la belleza nada más... pero añoro las sombras.

Magda Massacese

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