9.12.02

Cuatro con cuatro

Llegó tarde y se acurrucó, pecho con espalda, como un cuatro que abraza a otro cuatro, el brazo rodeando su costado, la mano descuidada rozando la piel de sus senos y la nariz exhalando a milímetros de su cuello. El corazón se le aceleró y bombeó con fuerza sangre que circuló rauda por todas las venas y arterias. La temperatura creció en su interior haciendo más agradable el contacto de sus cuerpos en el gélido ambiente de la habitación.
Se despertó plácido, reconfortado, acurrucado pecho con espalda, como un cuatro que abraza a otro cuatro, en un ambiente completamente gélido.

Andrés Calvo

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