11.12.02

Casi innecesaria

Yo creía ser sólo una persona casi innecesaria, con su trabajo, su mujer y sus dos niños de rigor –la parejita–, los noticiarios, el fútbol, y el cine de vez en cuando, pero el día que entré en aquella tienda de electrodomésticos, para comprarle una sorpresa a mi familia, me descubrí hablando por televisión, porque verdaderamente eran mi voz y mis gestos los de aquel político emprendedor que, desde un aparato ultraplano de bastantes docenas de pulgadas, le vendía al mundo la heroicidad de los trabajadores anónimos, de apariencia anodina, que lo sostienen con sus acciones diarias e insignificantes.

Albert Rossell

No hay comentarios: