5.11.02

Muchas abejitas

Siempre ese dolorcillo impreciso en el abdomen, al acercarme a una chica, o al hablar en público, como si muchas abejitas me aguijonearan desde dentro y terminasen por rasgar mi tripa, como cuando Don Bravo mostró a los demás alumnos mis hinchazones en brazos y piernas, y nos prohibió volver a explorar aquellos sótanos, y sobre todo sacudir una colmena, pero nos explicó que aún así yo era el ganador de la contienda, porque cada abeja que me había picado había muerto con el abdomen desgarrado, y entonces, allí ante todos, comencé a sentir ese dolorcillo impreciso en el abdomen.

Albert Rossell

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