14.11.02

Hecatombe

La noche sucumbe a la oscuridad. << Ya no me iluminan>> - piensa - << los conquistadores de mi dominio>>. Y se aboca hacia el vacío, como hace mucho, cuando contemplaba la eyaculación del monte ignívomo en los tiempos alegres de un porvenir bueno. Sin embargo, ahora, avanza con pesadumbre sobre un mundo devastado que la convierte en techumbre inútil. ¡Si algún sonido me apresurara! – lamenta. Pero se atora al tener respuesta. Es un grito vencedor, en el que reconoce la voz del diablo íncubo que la poseyó. << Al fin el océano sangra>> retumba como testimonio de un nuevo despertar, el del infortunio eterno.

Angel Frigols

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