21.11.02

Viaje sin retorno

Dentro de mi madre estaba todo negro, y sólo se oía el tambor obstinado de su corazón. En ocasiones, sabiendo por la lentitud de ese latido que ella estaba dormida, utilizaba aquel truco. Me desprendía de mi envoltura, de mi piel, me adentraba en el tubo carnoso que me unía a su ombligo y llegaba hasta el final para ver el exterior, que unas veces hallaba también oscuro y otras cegador.

Al nacer sentí mucho frío, y me asusté ante aquel despropósito de manchas de colores, así que inmediatamente pensé volver por el mismo tubo, pero alguien lo había cortado.

Albert Rossell

No hay comentarios: