21.10.02

Pasado glorioso

Hace más de treinta años acompañé a Sandokan por los mares de Salgari. Sobreviví a mil heridas en innumerables combates y a fantásticas epopeyas entre las neblinas de las selvas orientales. Mi vocación de bravo capitán de navío jamás se doblegó, hasta que un día resbalé en la bañera y el agua me cubrió por breves momentos. Mi madre y mi abuela entraron corriendo, y entonces se disipó todo, el espejo se enfriaba y el vaho nebuloso desaparecía, y la espuma del jabón ya no era la del mar, y mi vocación de bravo capitán sólo era un glorioso recuerdo.

Albert Rossell

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