15.10.02

Estrategias

Inmóvil para ser invisible a la selva, el poderoso jaguar acecha. De repente hay una posible presa, un tapir, un armadillo, quizá una capibara o un pécari. Espera el momento oportuno y entonces todo depende de su mejor arma: su velocidad.

Me desplazo tan rápido como soy capaz, que no es mucho. Y si el peligro anda cerca, si descubro al jaguar camuflado en la espesura, todavía me muevo más despacio. Mi madre me contó que así sobrevive un oso perezoso. Su mejor arma es su miedo, la angustia que le deja casi inmóvil para ser invisible a la selva.

Albert Rossell

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