4.10.02

El orden de los factores

Cambió el suboficial encargado de cocina, y aquel mes fue nefasto. Ni siquiera el perro del sargento primero de comunicaciones quería el jamón de york, que le echábamos al suelo por probar. El vino era puro vinagre, y la verdura rehogada sugería el vómito. En la panceta sobrevivían pelos. Un gastador aseguró que, con los beneficios, el sargento de cocina iba a comprarse un Porsche. Después añadió, como prueba, que las sobras de nuestra comida iban directamente a los cerdos de una granja cercana. Me alegré sobremanera de que tal, y no el inverso, fuera el orden de los hechos.

Albert Rossell

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