20.1.03

Frustración literaria

Aquel escritor tenía un solo objetivo en la vida: escribir el cuento más malo del mundo. Todas las mañanas se levantaba muy temprano y se decía, con voz ronca y solemne: “¡Tengo que lograrlo, maldita sea!” Pero nada. Únicamente conseguía escribir cuentos magistrales, soberbios, buenísimos, los cuales eran leídos con fruición por sus conciudadanos. Un soleado día, cuando ya había ganado un sinnúmero de premios literarios y varios millones de pesos por derechos de autor, aquel perfeccionista obsesivo se sintió tan frustrado por no poder escribir el cuento más malo del mundo, que se pegó un tiro en la cabeza.

Roberto Gutiérrez Alcalá

No hay comentarios: