20.1.03

Castigo eterno

Según fuentes anónimas, pero bien informadas, en las más tenebrosas profundidades del Infierno hay una caverna exclusiva para aquellos periodistas indolentes que en vida no quisieron redactar más que textos mediocres y aburridos, plagados de taras sintácticas, faltas de ortografía, sandeces y lugares comunes. Ahí, per secula seculorum, deben corregir -siguiendo al pie de la letra las indicaciones del mismísimo Diablo- los textos de muchos, muchos colegas que aún siguen en funciones aquí, en el mundo de los vivos, y que, como ellos antes, jamás han hecho nada para mejorar, tan siquiera un poco -un poquito- su horroroso, deprimente estilo.

Roberto Gutiérrez Alcalá

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