4.12.03

30 DE NOVIEMBRE, 00:25

Cuando se aproximaba el primer aniversario de su muerte, en septiembre, dejé de escribirle. Durante meses había enviado mensajes a su dirección, aun sabiendo que ya no podría recibirlos. Lo hacía solo con esas bromas que llegan en archivo adjunto, y que uno decide reenviar a unos cuantos amigos. Seguí incluyendo su nombre como si nada hubiera cambiado. Hasta hace muy poco. Nunca supe por qué lo hacía, ni conozco las razones por las que decidí abandonar esa costumbre. El caso es que hoy, entre los mensajes nuevos, he descubierto uno procedente de su ordenador... Escribo esto antes de abrirlo.

Manuel González Seoane

No hay comentarios: