16.12.03

El espía incompleto

Para Romeo, espiarla a distancia se había convertido en una obsesión. Vivía en un edificio del frente, al que tenía acceso gracias a un poderoso telescopio. Manipulaba sus lentes hasta obtener el acercamiento mayor, la imagen más nítida. Siempre la veía, al despertar por las mañanas, y muy tarde, cuando regresaba cansada de algún lugar. Y siempre sola, sola como él, hasta un día en que llegó acompañada de un hombre. Cerró las cortinas, acaso sospechando la mirada inoportuna de algún voyeur, y entonces Romeo cerró los ojos, la besó y la condujo al lecho, conocía de memoria el dormitorio.

Iván Tarazona

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