4.12.03

Él y ella

Visitaban el mirador de una cala, y para no aburrirse discutían. Ninguno cedería un ápice en su postura, así que la cosa prometía ser divertida. Él se daba golpes en el pecho, ella se tiraba del pelo y lloraba, pero ninguno se dejaba afectar lo más mínimo. Él, en un momento de histrionismo, le dijo que por ella se mataría allí mismo; ella le dijo con mofa que no era lo suficientemente hombre. Él se sentó en la barandilla del mirador, saltó y se reventó contra las piedras. Ella vaciló. Finalmente decidió saltar y darse muerte: no quería ser menos.

Raúl Q.

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