30.5.02

Bruja

Las chismosas decían que se alimentaba de la vida de otros, que gracias a la magia negra absorbía lentamente el alma de los niños. A veces estas habladurías también pesaban en mi ánimo, me atemorizaban, como cuando oí aquellos pasos de hombre detrás de las cortinas de su comedor, pero miré y sólo vi al gato, o cuando creí escuchar aquellos extraños llantos infantiles tras la puerta del cuarto clausurado... En ocasiones, después de merendar me quedaba dormido sin darme cuenta, y al despertar, muy cansado, ella estaba siempre muy cerca, como respirándome... Fueron los mejores momentos de mi adolescencia.

Albert Rossell

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