6.4.05

Perros de la terminal.

El otro día vi, caminando por la estación, un perro de la calle. Era un perro más, como tantos otros. Este también tenía los ojos tristes y vidriosos. Reposaba acurrucado sobre la vereda fría. Yo me detuve a mirarlo, como hago siempre con los otros perros. Y le susurré palabras de cariño, como suelo hacer. Al oírme, levantó la cabeza y me miró. Al escucharme, movió tímidamente su cola. De entre sus patas, veo correr un hilito de orín No sé si fue de felicidad o de tristeza. Pero lo acaricié y seguí mi camino, llorando, como tantas otras veces.

Gala

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