22.5.03

Qué pena ser miedoso

¡Qué pena ser miedoso ahora que tengo superpoderes! Fue a las pocas horas de ver la peli, pero mis padres no me creen. Dicen que sólo doy saltos largos, que pongo el pie en el suelo a cada momento. No se enteran.
Subirme a la barandilla ha sido más fácil que nunca. Mis padres duermen desde hace un buen rato. La noche es bonita, como un espejo negro. ¡Qué pena ser cobarde! ¡Y qué envidia me dan los otros niños! No paran de lanzarse, descienden a toda velocidad, como si no tuvieran vértigo, y remontan de nuevo hasta sus balcones.

Albert Rossell

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