20.8.02

Montaña rusa

Sumido en el vértigo de descensos verticales y centrífugos, de sacudidas zigzagueantes, luchaba contra mi desconfianza natural hacia las atracciones de feria ambulante. Al fin, un frenazo muy brusco terminó con el viaje. Mientras aún esperábamos que un empleado algo andrajoso y mal afeitado liberase la barra protectora, una pantalla incrustada en un soporte metálico mostraba ya una foto: yo relativamente tranquilo, casi relajado, aunque sujetándome al vehículo con firmeza; mi hija agarrada a mi brazo con el histerismo impreso en su mueca; y, en el asiento de atrás, una chica sola. Me volví a mirarla, pero ya no estaba.

Albert Rossell

No hay comentarios: