12.8.02

Hormigas y parábolas

Tengo un sueño recurrente. Al principio es sólo un bullicio en mis tripas, como si hubiera un hormiguero. Después, una recua de obreras obedientes surge de mi boca y sigue por el aire, sostenida por una estructura invisible que en algún momento debe ramificarse y curvarse, porque los insectos dibujan entonces espirales, parábolas, sinusoides y otras elegantes formas. Es muy placentero, y también las cosquillas de sus pequeñas patas a medida que ese ejército infinito desfila sobre mi lengua. A menudo pienso que ojalá mis palabras fuesen como esas hormigas pero, hoy por hoy, me conformo con la metáfora nocturna.

Albert Rossell

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