14.8.02

Luces de la ciudad

Cuando construyeron aquel edificio, propiedad de una empresa de seguros, en los viejos y siempre oscuros pisos de enfrente amaneció un fulgor inesperado, porque ahora la moderna fachada acristalada les regalaba toda su luz, reflejándola desde el otro lado de la calle. Los vecinos, hasta entonces resignados a vivir de espaldas al sol, acogieron con alegría desatada esa nueva atmósfera clara que invadía sus penumbras. Eufórico, el pequeño de los Jumilla, del cuarto tercera, declaró que en adelante estudiaría muchísimo, para ser el director de la empresa de seguros y preservar para siempre de la quiebra aquel espejo mágico descomunal.

Albert Rossell

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