Justo pastor
Empezó por atizar con el cayado a aquel macho peleón que siempre andaba provocando a todo el rebaño. Le pareció correcto hacerlo. Le gustó. Después comenzó a priorizar según su comportamiento los animales a sacrificar, evaluando la desfachatez de los carneros y el desapego antinatural de algunas madres. Más adelante instauró una monogamia rigurosa, casando cada oveja con su pareja y castigando con hierros candentes a los ejemplares promiscuos. Pero pronto le aburrieron esas banalidades, así que durante sus frecuentes recesos del pastoreo se esmeró en el estudio y acabó por sacarse unas oposiciones a maestro de escuela.
Albert Rossell
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