21.3.02

Prostíbulo I

Creo que fue a partir del auge de los asirios, cuando se extendió su uso. Desde China hasta Egipto, los hombres acudían a ellas para medir el tiempo nocturno. Olvidadas al alba, gobernaron durante siglos las horas que sucedían al ocaso. Por eso bautizó Jaime con el nombre de clepsidras a aquellas chicas, que la crueldad de la palabra había rebajado de cortesanas a mujeres de alterne. Muy pocas sabían que esa alusión se refería a un reloj, y no a una antigua diosa. Pero las sonrisas que nos devolvían agitaron nuestro ardor. Fuimos los primeros del instituto en probar.

Angel Andrés

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