26.12.01

En la orilla

Oscuridad, las ideas aletargadas, aquella maldita confusión me aprisionaba día tras día. Ansiaba encontrar el extremo de la cuerda a la que aferrarme para salir del profundo túnel, en el que mis temores se alzaban poderosos e infranqueables.
Necesitaba algo, un sonido, un olor, una palabra algo que me guiara hacia la claridad. Estaba perdido en mi mismo. De repente, sin saber como, una de mis ideas escapaba, se tornaba en un mar de plata. Entonces escuché su fuerza libre, olí su sabor, mi pensamiento fluía libre por su inmensidad azul y sus olas susurraban: .... tranquilo, estás en casa.

Monmalone

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