26.9.03

Un encendedor

Extrae un encendedor del bolsillo. Lo lleva hasta el camel que sostiene en sus labios. Mueve la cabeza. Se arranca los cabellos. Respira pausadamente. Se sienta en posición de flor de loto y, sin motivo aparente, desplaza el encendedor de un lugar a otro. Se dirige hacia el teclado y escribe: “Extrae un encendedor del bolsillo de su pantalón. Lo lleva hasta el camel que sostiene en sus labios…”. Antes de abandonar fatalmente la escritura, garabatea: “Estoy cansado de pretender ser interesante”. Cuando un círculo comenzaba a atisbarse en su historia, el instrumento arroja una llama que pulveriza su lengua.

Rodrigo Flores

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