8.9.03

El esófago

Una noche de verano, con el cuerpo untuoso de sudor y un vestido ligero adherido al cuerpo. Las brisas aromáticas del mediterráneo le desplegaban los cabellos.
A la distancia, un chirigüito iluminado, rumoroso de música y comensales.
Se acercó con ese apetito voraz que surge después de un porro, deseosa de un plato de fideos rojos de salsa, aceitunas y ajo.
Como en un sueño, el deseo realizado: un plato humeante posado frente a ella.
Hundió el tenedor, se lo llevo a la boca, masticó lento y deglutió ceremoniosa.
El esófago. Oh, la penetración del esófago. Único orgasmo que desconocía.


Shevatri

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