29.7.03

Costa Brava

No recordaba como había llegado hasta allí.
Desde la cama de hospital, con una bolsa de sangre nutriendo sus venas.
Una amplia ventana se extendía sobre la ciudad y, en el fondo, el mar.
Su último recuerdo: las olas que bañaban su cuerpo en la playa, la espuma teñida de rojo.
Un dulce sopor subía hasta su cabeza mientras imaginaba sus hematíes diluidos en el Mediterráneo. Perdió la cuenta.
Diez, cien, mil. Muchos más perdidos en la inmensidad del mar.
Ahora, una bolsa de transfusión cuelga a su lado, cien centímetros cúbicos más para estar de vuelta a la vida.

Antonia Calderón

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