6.4.02

Las cosas del amor

Mi vecino me ha traído flores. Dice que siempre ha estado enamorado de mí, pero que hasta ahora no había osado decírmelo. Me ha dedicado una poesía y la ha recitado con los ojos empañados en lágrimas. A pesar de su rostro ruborizado no se percataba, o no le importaba que circularan algunos escuchando, muy intrigados, su íntima confesión de amor. También osó declarar que me espió desde su pequeña ventana, cuando me duchaba. Con los ojos aún humedecidos, recogió del suelo un crisantemo que había caído y dispuso el ramo en el jarrón del nicho de su amada vecina.

Ana Santolaria

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