30.4.02

Enrojecido

Él quiso intentarlo. Sabía que abandonar así era como escoger morir antes de nacer o pedir el divorcio antes de dar el si nupcial. ¡Qué estupidez! Tenía que hacerlo, haciéndolo no tenía nada que perder. Si se negaba, su novia no se lo hubiera perdonado nunca. ¡Nunca! Y él lo sabía. La quería. Por eso, y sólo por eso, lo hizo. Se acercó sigilosamente al establecimiento y finalmente se decidió. El local estaba abarrotado.

- Un paquete de preservativos, por favor.

Y enrojecido se fué con ellos a usarlos. La parte mala ya había pasado. Ahora era momento para el disfrute.

Isaac Guilà

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