17.3.03

El perro y la pulga

Mientras el perro se rascaba, la pulga se movía de un lado al otro, procurando evitar la pata mortal que terminaría con su vida de insecto parásito. Los surcos en la piel del enorme ovejero alemán se disimulaban entre el pelo negro del animal. Pero para la pulga eso no representaba una ventaja. Ella sólo quería vivir sin ser molestada. Picó un poco más de su cautiva comida y luego se dispuso a abandonar su hasta ahora confortable hogar. Miró a su alrededor y divisó un gato de angora. Pensó: "ese es un hogar digno y conveniente". Sin más, saltó...

Hector A. Faga

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